Desde que era niño, Wilson Murillo supo que tenía que dedicar su vida al aprendizaje y a la enseñanza del saber tradicional. Tomó esta decisión después de darse cuenta de que la gente a su alrededor no conocía el precio que sus antepasados pagaron por la libertad del pueblo. Por eso, a sus 61 años se dedica a gestionar iniciativas culturales que fomenten el reconocimiento de la identidad en Tadó. Para él, poco importa la historia si no se convierte en conocimiento colectivo.
Consonante conversó con Wilson Murillo sobre la herencia africana en Tadó, y la historia del rey Barule, un hombre negro esclavizado que luchó por la libertad de su tierra. Pero también sobre la importancia de la música y la gastronomía como vehículos para mantener viva la cultura. Todo esto, a propósito de las fiestas de Nuestra Señora de la Pobreza que se celebran cada año en este municipio chocoano.
Consonante: ¿Qué representa la figura del rey Barule en la historia de Tadó?
Wilson Murillo: El rey Barule dejó una historia importante de libertad y reivindicación en Tadó.
La esclavitud se inició en 1533 cuando llegaron al territorio nuestro, a Monte Carmelo, los esclavistas españoles con los africanos esclavizados. En ese momento, no hubo un proceso de resistencia. Esto pasó cuando Barule y los otros esclavizados se agruparon para combatir el sometimiento de los esclavistas. Ellos tenían más francos y actitud libertaria frente a las estrategias de los españoles de aumentar el trabajo y dar menos comida y menos descansos. Eso fue allanando el camino para que dijeran “hombre, esto no es justo” y se pudieran agrupar en varios frentes mineros. Pudieron persuadir algunos líderes y con ellos empezaron a convocar a las personas hasta que lograron tener un buen número de cimarrones. Entonces, buscaron la estrategia y montaron el sistema para combatirlos.
Lograron vencer a los esclavistas y crear el palenque de Tadó, pero por ahí cinco o seis meses después fueron derrotados porque los esclavistas jefes que estaban en Popayán y en Cartago –donde era el asentamiento principal del virreinato español– organizaron a todo su ejército. Los españoles y los mineros se agruparon para aportar a esta guerra. Unos dijeron: “en Tadó está pasando esto y no nos podemos dejar porque ya han muerto varios esclavistas españoles. Es un fracaso”. Y otros respondieron: “yo coloco armas; yo coloco hombres; yo coloco comida; yo coloco munición”. Entonces se organizaron muy bien y en marzo de 1728 logran coger casi descuidado al ejército de los cimarrones agrupados. Barule y otras personas que tenían el poder fueron capturadas.
C: Ahora que menciona la fecha de la rebelión, pienso que han pasado casi tres siglos. ¿Por qué este año se decidió conmemorar la historia del rey Barule en Tadó?
W.M. : Porque hay cosas que caracterizan a los pueblos. La historia nuestra, como la historia de muchos otros pueblos, no está escrita. No accedemos a ella y solo vive en los comentarios que se transmiten de generación en generación. Las personas negras nos hemos caracterizado por tener la historia más en la mente, en lo oral. No la escribimos y esa información se ha ido perdiendo con la muerte de la gente.
Es necesario retomar el tema de Barule para hacerle ver a las nuevas generaciones que somos un pueblo sufrido. Un pueblo que siempre ha estado pendiente de mendigar. No debemos revivir y repetir nuestra historia. A partir de esa realidad tenemos que procurar mejorar nuestras condiciones de vida para vivir con dignidad. Hacer el recuento de todo lo que se vivió nos debe servir para procurar el cambio.
La violencia ya no es el mecanismo, pero sí lo es la reivindicación. En nuestra época no hay esclavistas europeos pero la élite colombiana sigue pasando por encima de la gente. Hoy se ha cambiado el sistema de esclavización: ya no es la minería ni la plantación de caña sino el asistencialismo. Esta es la manera de mantener a los pueblos aislados. Ellos dicen: “yo les doy” o “tranquilos, no se preocupen que yo les mando algo para que coman este mes”. Y la gente cree que eso es suficiente. No hace el esfuerzo de salir adelante por sus propios medios porque el asistencialismo es una manera de mantener sometida a la gente.
C: ¿Cree que hay otros modelos de esclavitud actuales?
W.M. : Este esquema del que hablo se repite de otras formas. Algunas personas toman ese modelo y tratan de replicarlo buscando que la gente no mejore sus condiciones. Por ejemplo, haciendo que la gente del campo se quede en el campo produciendo pero que su economía y sus condiciones de vida no mejoren. Esto los hace dependientes de lo que producen los demás.
También evitando que podamos tener empresas, porque a pesar de que tenemos mucha riqueza natural no se nos permite apropiarnos de ella. En el tema forestal y pesquero, la gente de afuera es la que explota nuestra riquezas. En el Chocó, tenemos áreas que son reservas naturales, pero el Estado las negocia con particulares, entonces son reservas para los que vienen pero no para nosotros. Estos son mecanismos que están siendo utilizados y en los que la esclavitud se mantiente a través de los bajos salarios que les pagan a los trabajadores. Si empezamos a crear agroindustria, por ejemplo, la dependencia económica va a desaparecer.
Ahora, no todo el mundo tiene el nivel profesional necesario. En el Chocó, somos profesionales en tal tema pero resulta que para eso no hay salida acá entonces siempre viene un profesional de afuera. De esta manera, se sigue utilizando un término desagradable para nombrar a los trabajadores chocoanos: la mano de obra no calificada. Entonces a la persona que sabe hacer una cosa pero no es profesional se le llama mano de obra no calificada, y por ende el valor de su trabajo es mínimo frente al de un profesional.
C: ¿Cree que otras personas en Tadó comparten esta lectura? Especialmente en relación con la historia del rey Barule…
W.M. : No ha sido posible empezar a socializar la historia de Barule, por la falta de información, pero ya estamos investigando. No había un conocimiento real de todos esos hechos que se presentaron. Sin embargo, actividades como la conmemoración de la gesta libertaria del rey Barule, han generado interés en la gente, sobre todo entre la comunidad educativa, por conocer los antecedentes históricos del municipio. A partir de esto podemos empezar un proceso de aprendizaje colectivo que permita mantener viva esta historia.
C: ¿Y esto contribuiría al empoderamiento de las comunidades afro en Tadó y en el Chocó?
W.M.: Han ocurrido hechos importantes en el Chocó, sin embargo no han sido relevantes para el resto del país. Por ejemplo, a Benkos Biohó todo el mundo lo conoce por el plan que hizo en San Basilio de Palenque para lograr la libertad en América. Pero a Barule, que gestó la primera lucha libertaria que se hizo en el Pacífico colombiano, nadie lo conoce. También sucede con el caso del Carmelo, que fue el primer real de Minas del Chocó y uno de los más grandes del país, pero nunca fue relevante. Ni siquiera ha sido retomado por el sector educativo como un tema de enseñanza o un tema de interés. Obviamente nos toca a nosotros porque no podemos esperar a que vengan de otro lado a enseñárnoslo. Esto debe ser un compromiso nuestro.
Por eso, destaco el interés que se despertó en el sector educativo a partir de estos días para conocer en profundidad a Barule y poder realizar ese proceso de conocimiento colectivo.
C: ¿Es posible que el legado de Barule siga vivo de otras maneras? Por ejemplo, en las tradiciones culturales.
W.M.: Las personas africanas que llegaron por primera vez a Tadó y sobre todo al corregimiento del Carmelo, se dedicaron a la actividad minera. También sabemos que ellos traían consigo su conocimiento cultural y ancestral desde África. Eso los representaban a través de los mitos, los cantos, la pesca, la medicina tradicional, y la manera como se relacionaban en la parte religiosa.
Hoy podemos encontrar parte de eso en cantos, rituales y alabaos. También, en el tema de cultivos y la producción con las fases de la luna, en la pesca, en los platos típicos e inclusive en el vocabulario. Sin embargo, muchas de las palabras se han ido perdiendo por la parte digital, entonces uno escribe una frase nuestra (africana) en el computador y le dice “corregir” y se la cambian por otra y le cambian el texto. Aún existen personas que cuentan la historia en cuentos sobre cómo era la vida y la manera de construir sus viviendas.
Entonces, [yo diría] que todavía hay muchas cosas que están y son del interés de la población. Los pueblos se identifican por su aspecto cultural, por sus prácticas culturales.
C: Durante un tiempo los instrumentos eran un canal de comunicación entre las personas esclavizadas. ¿Cree que esto se mantiene hoy en día en Tadó?
W.M.: Hoy está inmerso. Acá todavía se consiguen velorios con alabaos, con avemarías y adultos mayores con décimas, que es una práctica muy tradicional y que la gente ha mantenido. Las décimas son como versos pero largos. Los poemas, por ejemplo, a veces traen versos de cuatro renglones pero la décima es de diez. Es parecida a la trova pero recuerde que hay gente que hace la trova de versos cortos como hay gente que la hace más extensa. La décima es como una trova extensa.
C: Ahora que menciona el tema de los alabaos en los velorios, ¿cuál es la dimensión de la corporalidad en el legado ancestral que pervive en Tadó?
Se ha dado en dos temas fundamentales, en la danza y en el teatro, donde las expresiones corporales son muy dicientes. El cuerpo habla y el cuerpo enseña de acuerdo a la articulación, a los movimientos, cada escena que se ve deja un mensaje y quien lo está viendo puede estarlo escuchando pero está admirando los movimientos, está admirando las acciones y puede decir qué le quieren transmitir.
C: ¿Cómo lograr preservar esa identidad cultural?
W.M.: Yo creo que se requiere de una política institucional, llámese municipios, o departamentos, donde la institución incorpore políticas en la preservación de cada elemento. Por ejemplo, las instituciones tienen la jornada extendida hasta las tres de la tarde, donde los estudiantes ven matemáticas, idiomas, ciencias sociales, inglés, entonces si la jornada extendida incluyera actividades corporales y ancestrales, esto crearía en el estudiante más disposición, así como también más espacios para la práctica de estas actividades, de estos elementos tradicionales.
C: ¿Entonces es responsabilidad del Estado enseñarles a los jóvenes sobre su cultura?
Ahí la responsabilidad es compartida. Es compartida porque también es especialidad de nuestros mayores, obtentores del saber, de empezar a hacer educación. Del abuelo al nieto, y de los padres a los hijos. No necesariamente deben ser institucionales pero también es importante que en los procesos educativos se tenga en cuenta el conocimiento tradicional del entorno. En ocasiones los currículos y los contenidos no incorporan nada de su entorno y entonces vemos música colombiana pero no vemos música nuestra. Entonces creemos que la música nuestra no es representativa en Colombia. Los muchachos empiezan a sentir que la música nuestra y la danza nuestra, que son la base de nuestro pueblo, no son representativas. Solo después de conocer lo nuestro deberíamos salir a conocer lo demás. El sistema educativo y el sistema cultural se inicia a partir del conocimiento del entorno, el conocimiento propio y a partir de lo propio debemos salir a explorar lo demás.