Chocó

“Las lideresas nos enfrentamos al machismo, el racismo y a los celos de los maridos”

Elizabeth Moreno es la representante legal del Consejo Comunitario General del San Juan desde hace siete años y participa con frecuencia en espacios regionales y nacionales para reivindicar los derechos de las comunidades negras del Pacífico, especialmente los de las mujeres. “No hablo solo por Elizabeth sino por todas las mujeres afros, negras e indígenas”: dice. Consonante habló con ella a propósito del Día Internacional de la Mujer.

Moreno nació en la  comunidad de Togoromá en el litoral del San Juan, Chocó. Trabajó como madre comunitaria durante 17 años y desde que empezó a ocupar puestos de liderazgo ha luchado por defender su cultura, su territorio y, en general, los derechos de las comunidades negras del Pacífico. Desde hace varios años intenta elevar las preocupaciones, necesidades y reivindicaciones de las mujeres pertenecientes a distintas comunidades del San Juan. “Yo hago todo el recorrido por el San Juan y conozco a Carmen aquí y a Marta allá, a Juana por acá y cuando llego a hablar a algunos escenarios, no solamente hablo por Elizabeth sino por todas esas mujeres afros, negras e indígenas, que no tenemos la oportunidad de llegar allá y luchar por esa igualdad de derechos que todo merecemos”, comenta.

En 19 de septiembre del 2015 fue elegida como representante legal del Consejo Comunitario General del San Juan (Acadesan), organización de las comunidades afrocolombianas residentes en el medio, bajo y costero del Río San Juan y sus afluentes que comprende 72 comunidades. Fue la primera mujer que ha llegado a ocupar este cargo dentro de la organización. Hoy, su principal labor es hacer valer los derechos de más de 17 mil familias que viven en estos territorios, gestionando proyectos y estrategias que ayuden a salvaguardar la vida, el medio ambiente y hacer visible las problemáticas derivadas del conflicto armado.

Moreno conoce de cerca las necesidades de las comunidades a quienes representa. Antes de ocupar el cargo de representante legal, fue presidenta del Consejo Comunitario local por casi cinco años. Desde entonces encontró maneras de alternar su labores en la casa, sus responsabilidades como lideresa y como estudiante. Así, por ejemplo, logró terminar su bachillerato y sus estudios como Auxiliar de Enfermería. Trabajaba de lunes a viernes con madre comunitaria y estudiaba de viernes a domingo.

Además, representa al Chocó en el espacio nacional de Consulta Previa y de la plataforma de la Coordinación Regional del Pacífico, y hace parte de la Comisión de Internétnica de la verdad del Pacífico. También ha representado a su departamento en otros espacios como la mesa de diálogo entre las Farc y el gobierno en La Habana.

Consonante: ¿Qué obstáculos has enfrentado en tu trabajo como lideresa? 

Elizabeth Moreno: El primer obstáculo con el que la mayoría de las mujeres líderes que estamos en estos escenarios nos hemos encontrado ha sido el machismo, la desconfianza y los celos de los maridos. Esa es la primera barrera y creo que para muchas poder hoy estar en los espacios que estamos nos ha tocado separarnos de la pareja. Porque la satisfacción que me va a dar el trabajo por la comunidad, no la voy a encontrar en la casa. En la casa ayudo a los de la casa, pero en estos escenarios ayudo a toda una comunidad, a un territorio. 

Por otro lado está el racismo estructural y social que se ve reflejado en muchos escenarios. Sólo por el hecho de ser negra nos cierran el camino, no nos dan la oportunidad. Todo esto también hace que muchas veces el principal obstáculo sea la falta de confianza en nosotras mismas; en creer en nuestras capacidades. 

Por eso hay que ponerle la frente al sol para seguir avanzando. Las barreras que se encuentran en el camino, simplemente se echan para un lado, hay que alcanzar los sueños porque eso no se termina cuando mueres, continuas porque a veces dejas muchos legados que la gente coge para seguir su camino.

"Está el racismo estructural y social que se ve reflejado en muchos escenarios. Sólo por el hecho de ser negras nos cierran el camino, no nos dan la oportunidad"

C: En el 2013 junto a la comunidad de Togorogá tuviste que desplazarte producto del enfrentamiento entre los paramilitares y la banda de Los Urabeños. Desde tu experiencia de vida y recorrido por los territorios del San Juan, ¿de qué maneras has visto que ha impactado el conflicto a las mujeres particularmente?

E.M: La afectación que genera todo este accionar del conflicto armado en el territorio frente a la mujer ha sido bastante crítico. Nosotras hemos pagado con nuestra vida, con nuestra dignidad, con nuestro cuerpo, con nuestra cultura todo lo que es el flagelo de la guerra.

Muchas [las mujeres] han sido violadas. Muchas hemos tenido que ver morir a nuestros hijos, a nuestras parejas, a nuestros familiares y demás miembros de diferentes comunidades. Hablamos de la pérdida de esa dignidad cuando nos toca vivir en los territorios algunas mujeres ser la pareja de este mismo victimario que acabó con su hijo, con su papá o con su familia. Se ve todo ese tejido social quebrantado.

Hablamos de la pérdida de la tierra, de desarraigo producto de toda esa circunstancias que nos llevan a abandonar el territorio. Ahí se pierde en muchas ocasiones la cultura porque donde vamos a vivir no tienen las mismas condiciones, la forma de vida es diferente. Tenemos a veces que adaptarnos a otro sistema de vida, que no es el propio, no es el original. Para nosotros el territorio es la vida y la vida nuestra está en el territorio.

Y si analizamos todo lo que vivimos con la pandemia. Se incrementó la violencia intrafamiliar, hubo muchas violaciones a nuestros hijos. Solo que por cuestiones en nuestro territorio muchas veces no se habla de eso, hay muchas cosas que callamos las mujeres; que por prudencia, por tener vergüenza, no se dice y vivimos es un calvario.

C: ¿Ves algún cambio en el rol de las mujeres dentro de las comunidades del San Juan?

E.M: Nosotras como mujeres afro de acá del pacífico de la región del San Juan hemos estado muy ligadas a la tradicionalidad y a la ancestralidad. Nuestras antecesoras vivían refugiadas o sumisas frente al patriarcado. Muchas hemos vivido bajo esa sombra, creíamos que éramos esclavas y que tendríamos que seguir siéndolo. La verdad es que en muchos escenarios, la mujer se vio rezagada a la casa, al cuidado de los hijos, al cultivo pancoger o de la siembra de medicinas tradicionales.

Pero gracias a la lucha que han dado muchas mujeres en la defensa de nuestros derechos como mujeres afro ha sido posible que hoy muchas podamos alzar la voz, que podamos hablar en diferentes escenarios. Es poder liberarse del yugo para poder estar aquí y allá. Ser cuidadoras de la casa, cuidadoras de los hijos, pero también estar en otros espacios donde podamos sentirnos bien. 

Pero tenemos que buscar estrategias para rescatar nuestra autonomía, seguir fortaleciéndonos para que esos derechos que hemos ido ganando vayan de la mano con  nuestra cultura. El reto más difícil ha sido auto reconocernos y también auto valorarnos. Buscar la igualdad ante las diferentes instancias pero también no desarraigarse de nuestros antepasados, de nuestra tradición.

"El reto más difícil ha sido autorreconocernos y autovalorarnos. Buscar la igualdad ante las diferentes instancias pero también no desarraigarnos de nuestros antepasados, de nuestra tradición."

C: ¿Cuáles son esas estrategias?

E.M: Estamos en varias plataformas. Organizaciones de diferentes mujeres que nos estamos buscando y brindando la oportunidad de seguir capacitándonos, conocer de nuestro derechos para poder reclamar, para tener los mismos derechos que los hombres y llegar a la misma  igualdad que tienen las mujeres en el resto del país. Tenemos derecho a defender nuestra cultura, nuestra raza, nuestra lengua, nuestro cuerpo, defendernos como mujeres negras. 

Hoy en día, por ejemplo, se está dando el rescate de nuestro pelo afro. Ya muchas hemos dejado de alisarnos e ir recuperando ese pelo y es muy bonito porque es como reencontrarse con el nacer, con su tradicionalidad, buscar esa conexión con la tierra.

Queremos estar en diferentes escenarios y hacernos escuchar. Queremos buscar estrategias que nos lleven a un futuro mejor. Necesitamos crear políticas que defiendan los intereses de las víctimas, de los campesinos, de los indígenas, de los afro. Necesitamos unificarnos e innovar esos escenarios. Creo que es desde allí donde las mujeres tenemos que sacar todo ese potencial que tenemos y ponerlo al servicio de nuestras comunidades.

C: ¿Destacas algún avance en ese sentido?

E.M: Creo que grandes luchas hemos tenido y se han visto grandes resultados. La lectura que nos daban anteriormente los esclavizadores era que las mujeres negras servíamos para la cama y para ser empleada doméstica. Pero gracias a Dios hemos roto esos estigmas, hemos abierto esa fecha y hemos demostrado que como mujeres negras tenemos capacidad de materializar nuestros sueños y tenemos capacidad de ejercer poder.

Hoy nuestras mujeres en el departamento del Chocó estamos ocupando cargos grandes ante el gobierno y se está demostrando la buena labor. Hoy en nuestro país hemos tenido ministra afro, ha habido senadoras, alcaldesas, hay mujeres negras que están en la Comisión de la Verdad (...) hoy muchas mujeres en los territorios ya hacen parte de los consejos comunitarios, han participado en la política, mujeres que vienen a cuidar a los procesos organizativos a las alcaldías. 

Yo soy la primera mujer que llegó a la representación legal de mi organización, cuanto anteriormente por el mismo machismo que vivimos nosotras no pasábamos de ser secretaria o vocal, porque supuestamente no teníamos más capacidad.

C: ¿Qué hace falta?

E.M: Yo creo que para romper con este sistema machista racista es necesario creer en nosotras mismos, apoyarnos y apalancar nuestro trabajo, unificando los sueños, unificando las ganas, unificando el amor por lo que hacemos por nuestra tierra, por nuestra raza y por nuestra gente. Decir basta ya de machismo, basta ya de clasicismo, basta ya de racismos.

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  • Mar Taborda
    Mar 15, 2022
    Es un orgullo que se alcen las voces de nuestras mujeres en pro de luchar y seguir los sueños de aquellas que en su pasado no pudieron, por los diferentes procesos que vivieron y en los cuales vivieron. Sabemos que es largo el camino, pero leer que ya hay de quienes tomar aliento, es mejor.
  • María del mar Alzate
    Mar 9, 2022
    Felicitaciones esta es la clase de información que vale la pena destacar. Vivimos los colombianos una lucha constante por ser, por existir dignamente, pero las mujeres simplemente son unas heroínas en su mayoría.
  • Maria fernanda
    Mar 8, 2022
    Que orgullo! estas mujeres. Gracias consonante por Visibilizar, estas hermosas! Mujeres de la realidad colombiana.

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