Siete semanas en Fonseca: así es vivir con el servicio de Air-e

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En La Guajira, se cobra uno de los servicios de energía más caros del país. Sin embargo, en Fonseca –un pueblo ubicado al sur de este departamento– la luz es intermitente. Consonante comprobó que al menos tres veces a la semana se suspende el servicio en alguno de los barrios del municipio. Los apagones pueden durar desde media hora hasta un día completo.
En La Guajira, se cobra uno de los servicios de energía más caros del país. Sin embargo, en Fonseca –un pueblo ubicado al sur de este departamento– la luz es intermitente. Consonante comprobó que al menos tres veces a la semana se suspende el servicio en alguno de los barrios del municipio. Los apagones pueden durar desde media hora hasta un día completo.

¿Por qué es importante?

En La Guajira nunca han tenido un servicio de energía de calidad. Durante los 32 años que funcionó Electricaribe, la empresa que operaba el servicio de energía en siete departamentos de la Costa Caribe, los usuarios tuvieron problemas con la electricidad.  Entre 2016 y 2019 la compañía estuvo intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos, y el Estado invirtió poco más de 6,1 billones de pesos para garantizar la prestación del servicio de energía en la región. 

En marzo de 2021 Electricaribe fue liquidada. Después de evaluar el flujo de caja que la empresa generaría en los siguientes cinco años y los índices de calidad del suministro de energía a futuro bajo diferentes niveles de inversión, la Superservicios concluyó que no estaba en condiciones de seguir prestando el servicio. 

Hace dos años, dos operadores asumieron el servicio de Electricaribe: Air-e, que cubre los departamentos del Atlántico, Magdalena y La Guajira. El otro es Afinia, que está en Cesar, Sucre, Córdoba y Bolívar. Para evitar repetir la historia de la liquidada empresa, la Superservicios firmó con ambas compañías un programa de gestión a largo plazo para evaluar las mejoras en la calidad y que estas pudieran verse reflejadas cada año. Sin embargo, los habitantes de Fonseca coinciden en que poco ha mejorado desde entonces.  

Foto: Gabriel Linares

Qué está pasando

En Fonseca no hay un día, tampoco una semana, que no se sufran cortes de luz. Durante los apagones, que afectan distintos barrios y que duran desde media hora hasta un día completo con intermitencia energética, el municipio se paraliza. La comunidad deja de trabajar, el comercio se suspende a excepción de quienes cuentan con plantas eléctricas y los estudiantes aplazan sus clases virtuales. Sin luz, la vida se detiene temporalmente.

“En mi caso me parece que se vulnera los derechos del usuario, contra los habitantes. Esa zozobra de que estás haciendo un trabajo y en cualquier momento se te va a ir el fluido eléctrico. Ese malestar que te genera dormir sin energía, tener calor. No poder hacer tus cosas porque simplemente pagas un servicio que es tan costoso, a diferencia de otras regiones del país, y sin embargo, tiene tantas decadencias. Es una situación tormentosa”, dice Óscar Peñaranda, habitante del barrio El Paraiso de Fonseca. 

El consorcio Air-e, conformado por Energía del Pereira (Enerpereira) y Latin American Capital Corporation, es el encargado de prestar el servicio de energía en Fonseca. El personero Juan Jaime Peralta detalla que recibió 1.200 quejas ciudadanas desde octubre de 2020, cuando Air-e asumió la operación en el municipio, hasta diciembre de 2021. Los principales reclamos fueron por cobros que los usuarios consideran excesivos, reubicación de medidores y doble facturación. “Aunque se ha hecho la gestión, por lo general las respuestas de la empresa y la Superintendencia de Servicios son negativas”, asegura Peralta.

Air-e, además, ha sido citada cinco veces por el Concejo de Fonseca para dar explicaciones sobre los cobros excesivos para los estratos uno y dos, la falta de conexiones eléctricas en algunos barrios del casco urbano y zona rural, el voltaje inestable que afecta los aparatos eléctricos, los transformadores insuficientes en algunos barrios, el cobro de la cartera que dejó Electricaribe y las ampliaciones de nuevas redes dentro del municipio, entre otros.

De los cinco debates que se realizaron en el Consejo de Fonseca entre noviembre de 2020 y agosto de 2021, Air-e solo asistió a dos. 

“La respuesta que dan es que ellos han estado haciendo mantenimiento, que van hacer unas inversiones a largo y mediano plazo. Esas son las excusas pero en realidad siguen ocasionando apagones y siguen presentando los mismos problemas. La energía no es estable”, dice el concejal Jailor Molina, quien ha hecho veeduría a la prestación de los servicios públicos en el municipio. Cuestiona, además, que de parte de la Alcaldía, como ordenador de gastos, no han visto voluntad para atender la situación. Una opinión que comparten habitantes como Maykol Pérez, quien asegura que “no se ven acciones de la Alcaldía con la empresa. El gobierno de turno debería estar encima de ellos para ver qué hace bien y que no, y corregir los inconvenientes”.

El costo del servicio

Más allá de los cortes de luz, el alto costo de la factura de energía es el reclamo principal que recibe la Personería de Fonseca y la empresa Air-e. Para muchos usuarios, como Maykol Pérez, el problema es que el cobro resulta elevado frente a la calidad del servicio que reciben. “Si ellos garantizan un buen servicio, obviamente el usuario se va a sentir complacido y satisfecho, y va a pagar lo que es correcto por el consumo de luz”, dice Pérez. 

Según los datos más recientes del Sistema Único de Información (SUI) de la Superintendencia de Servicios Públicos, el precio promedio por kilovatio consumido en los estratos uno, dos, tres y cuatro se encuentra por encima de los 600 pesos, llegando hasta los 898 pesos. Estas cifras lo convirtieron en el departamento con los precios más altos de energía para el año 2020, si se compara con Atlántico, que se mantuvo entre los 540 y los 786 pesos, y Bogotá que osciló entre los 540 y los 532 pesos. 

El SUI, que refleja la información que reportan las empresas prestadoras de servicios públicos, registra que en 2020, un habitante de estrato uno en Fonseca pagó 121.442 pesos en promedio por consumo; 124.411 pesos en estrato dos y 121.507 pesos en estrato tres. Estas cifras contrastan con la de otras ciudades como Bogotá, donde los usuarios de estrato uno pagaron a la empresa Enel Codensa 73.818 pesos, 80.654 pesos en estrato dos y 78.775 en estrato tres. 

Foto de un recibo de enero de 2022 de Air-e para una vivienda estrato 3 ubicada en el corregimiento El Hatico de Fonseca. Cortesía

El elevado costo del servicio de energía no guarda relación con los ingresos de la mayoría de los habitantes de Fonseca. Precisamente, las personas pertenecientes a estos sectores no tienen un trabajo formal ni alcanzan a producir un salario mínimo mensual. Muchos se ven en la obligación de decidir entre pagar la factura de energía, el arriendo o comprar el mercado. “En diciembre estuvo aquí la empresa para cortar la luz porque no se habían pagado los tres últimos recibos. Estaban llegando demasiado caros, en 200 mil pesos y 180 mil pesos. Yo trabajo en casa de familia y gano 300 mil pesos mensuales entonces no me da para pagar recibo”, cuenta Nailin Molina, quien vive con tres personas que trabajan todo el día fuera de casa. 

Para la gente de Fonseca, el valor de las facturas ni siquiera guarda relación con el número de electrodomésticos que tienen en sus casas. Molina detalla que en su hogar “lo que hay es una nevera pequeña y tres ventiladores, un televisor pequeño que pasa apagado y se prende en la noche cuando llegamos”. 

A pesar de esto, Air-e ha lanzado una campaña para incentivar el pago del servicio con la rifa de electrodomésticos y carros. Con las personas que arrastran deudas de facturas desde la operación de Electricaribe, han hecho más de 3 mil acuerdos de pago, según la compañía.

Qué dice la gente: ¿Cómo es vivir sin luz?

Consonante creó un grupo de WhatsApp con cinco personas de distintos barrios del municipio que contaron qué pasaba en sus casas y en sus lugares de trabajo cada vez que se iba la luz. El grupo permaneció activo entre el 11 de noviembre y el 31 de diciembre del 2021. Durante ese tiempo, se presentaron cuatro cortes de luz anunciados por Air-e y 19 apagones sin previo aviso. Es decir, al menos tres veces a la semana se suspendió el servicio en alguno de los barrios del municipio.

Vea el siguiente video:

Los apagones duraron desde media hora hasta un día completo. Los siguientes son algunos de los testimonios compartidos a través del grupo de Whatsapp: 

  • “A las 11 am se fue. Iba a hacer un jugo para el almuerzo y no pude licuar porque no había luz. Me senté en la terraza a agarrar fresco. Mi sobrino que es un bebé de un mes de nacido se la pasó llorando porque tenía calor y mi mamá tuvo que atender a sus pacientes en lo oscuro y con calor porque vienen de otros municipios”, dijo Alejandra Bonilla, estudiante de enfermería, el 24 de noviembre sobre el apagón sin previo anuncio que duró media hora. Alejandra vive en el barrio El Campo con tres hermanos, dos sobrinos, su abuela, su mamá, su cuñada y su hijo.
  • “A veces uno está haciendo algo, un jugo o está ocupada en otra cosa, planchando, y se va. Me he quedado con la plancha en la mano, con un jugo haciendo y a veces lavando”, dijo Mileidis Vega, quien vive en el barrio Villa Jardín y reportó tres cortes de luz entre el 15 de diciembre y el 22 de diciembre. Para Vega, las labores de preparar los alimentos y el cuidado en la casa son las que más se dificultan con un deficiente servicio de energía.

    Anaí Isabel Arenas, economista, activista e integrante de la Mesa de Economía Feminista (MEF), asegura que la dificultad en el acceso a un servicio óptimo de electricidad genera una sobrecarga en las tareas de cuidado en el hogar, principalmente para las mujeres. “Los servicios públicos son de acceso fundamental para los sistemas de cuidado y para la autonomía económica de las mujeres", explica. "Si hablamos de servicios públicos es para que los hogares puedan reducir las cargas en tiempo y en peso de actividades del cuidado. Hay carencia de estos servicios en zonas rurales y en las periferias de las ciudades. Por ejemplo, si tú cocinas con leña aumentas una hora o una hora y media la preparación de alimentos”, añade Arenas.
  • “Se fue la luz en el corregimiento El Hatico. Estaba lavando los cerdos y se paró el trabajo en la finca. Estamos esperando la luz”, dijo Nailin Molina quien vive en el corregimiento de El Hatico, ubicado a siete minutos de Fonseca. En este poblado, se presentaron doce cortes de luz entre el 11 de noviembre y el 31 de diciembre.
  • “Hoy se fue la energía desde las 7:00 de la mañana. La quitaron aproximadamente una hora, luego vino y diría que también duró un lapso de una hora. Se volvió a ir y como hasta las 4:00 de la tarde la volvieron a poner. Me encontraba en mi casa y estuve acostado. Como soy propenso a que me piquen los zancudos me quedo encerrado en el cuarto, así haga un poco de calor”, dijo Óscar Peñaranda en el grupo de WhatsApp. 

La respuesta de Air-e

Juan Diego Narváez fue el gerente de la Seccional Guajira de Air-e hasta el 18 de febrero de 2022. Antes de dejar su cargo, Narváez reconoció que las quejas de los usuarios en Fonseca eran, en su mayoría, válidas. “Recibimos la infraestructura en mal estado, recibimos contratos con facturación y recaudo de aseo y contratos ya pactados con empresas prestadoras de servicio como brigadas de revisión de anomalías, entre otras”, dijo sobre las causas del mal servicio ante el Concejo de Fonseca.  

En entrevista con Consonante sostuvo que las interrupciones en el servicio se debían a las obras de mejoramiento de la infraestructura eléctrica. Por eso, insistió en que las adecuaciones realizadas en el último año les permitió mejorar la calidad del servicio. Una afirmación que respaldó con datos del indicador SADI, que hace referencia a la duración por horas en promedio de las interrupciones que percibe un usuario. Según Narváez, este indicador mejoró en un 30 por ciento entre 2020 y 2021. Y frente al SAIFI, que es el promedio de veces que un usuario presenta interrupciones en un periodo de tiempo, la mejora fue del 17 por ciento.

“Se hacen actividades de manera muy particular sobre los circuitos, interrumpiendo elementos de la red en estado crítico e intervenciones en la subestación”, dijo sobre los cortes de luz anunciados. Los cortes no programados, dijo Narváez, son consecuencia del mal estado de la infraestructura y asegura que se van a presentar hasta que no se hagan todas las inversiones pendientes. El gerente afirmó, además, que en Fonseca se han invertido 5.636 millones de pesos y que tienen un plan de inversiones a 10 años. 

“Al interior de los barrios todavía hay que hacer mejoras. Por ejemplo, un poste que está en mal estado, una cruceta en mal estado, un cable que ya cumplió su vida útil y se puede reventar en cualquier momento”

Juan Diego Narváez, gerente de la Seccional Guajira de Air-e hasta el 18 de febrero de 2022.

La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (Superservicios), que es el ente encargado de vigilar a las empresas prestadoras, coincide en las mejoras de la calidad del servicio que presta Air-e. Sin embargo, en el informe de seguimiento No.2 del segundo trimestre de 2021 sostiene que no encuentra suficientes detalles sobre la ejecución de los proyectos para mejorar la calidad. “Los niveles de cumplimiento en las diferentes macroactividades que lo componen no permiten identificar el avance de manera trazable, esto conlleva a dificultades para el seguimiento y en el caso del informe actual no se pudo obtener el mismo nivel de cumplimiento reportado por el prestador”.

El vacío en la información de la Superintendencia no parece estar únicamente en las obras realizadas para mejorar la calidad del servicio. Según el mismo informe de seguimiento, Air-e cumplió en un 100 por ciento su responsabilidad de mantener informada a la comunidad sobre las interrupciones de luz. Pero habitantes de Fonseca afirman que muchos cortes de luz no fueron anunciados. Para anunciar las obras de mantenimiento en La Guajira, la compañía reportó ante la Superservicios los convenios con nueve medios departamentales de prensa, radio y digitales.

Foto: Gabriel Linares

Sobre los altos costos de la facturación, Narváez dijo, además, que las facturas tienen tres componentes básicos para calcular el costo. “Nosotros cobramos el servicio del aseo en algunos municipios. Cobramos también el alumbrado público, que en algunos lugares es fijo, en otros es un porcentaje. El otro es el consumo, cuánto se consume en el hogar. Eso multiplicado por la tarifa, da un valor total de la factura”, detalla. El cobro de estos servicios extra puede sumar más de 40 mil pesos. En algunos casos, se encuentra en la factura la deuda que los usuarios tenían con Electricaribe.

Narváez explicó, además, que los aumentos se pueden presentar por instalaciones deficientes de energía en las casa, y falta de mantenimiento y uso eficiente de los electrodomésticos. Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), concluye que “los altos precios de los artefactos eléctricos eficientes se constituyen como una barrera socioeconómica que conlleva al uso de tecnologías más fáciles de adquirir pero sin certificaciones internacionales de eficiencia, lo que deriva en un excesivo consumo energético para satisfacer las necesidades fundamentales y básicas”.

Sobre los costos de las facturas, el Ministerio de Minas ha explicado que las inversiones para mejorar el servicio tienen que estar “remuneradas por parte de la demanda y de los usuarios”. “No podemos pretender que haya incrementos significativos de un día para otro, como tampoco mejoras de un día para otro”, dijo en el ministro Diego Meza en una entrevista

La paradoja 

La Guajira es uno de los tres departamentos con mayores puntajes en seguridad energética –que se refiere a la capacidad de un territorio de satisfacer la demanda actual y futura de energía– según el informe sobre el Índice del Trilema Energético 2020 del centro de pensamiento Transforma. Esto se debe, según el documento, a la especialización en el uso de los recursos minerales para la generación de energía. De acuerdo al Servicio Geológico Colombiano (SGC), en el subsuelo del sur de La Guajira se ha identificado carbón, cobre, oro, materiales de construcción, hierro y barita. Además, según la Presidencia, en este departamento “el viento sopla al doble de la velocidad mundial”, que lo convierte en un lugar clave para la instalación de parques eólicos. 

A pesar de esto, La Guajira es el tercer departamento con menor cobertura eléctrica del país con un 58.81 por ciento, según las últimas cifras del Sistema de Información Eléctrico Colombiano de 2018. Lo preceden Vichada con 47.33 por ciento y Vaupés con 49.9 por ciento. Para Giovanni Pabón, profesional en energía eléctrica y cambio climático con 20 años de experiencia en el sector, el caso de Fonseca es un ejemplo de la inequidad energética en Colombia. “Cuando uno habla de equidad se refiere a la posibilidad o no de acceder al servicio. Entonces puede que tengas un servicio muy bueno en unas partes del país pero muy malo en otras y al final, esto lo que constituye es una falta de igualdad en el acceso al servicio que debería ser igual para todos consagrado constitucionalmente”, afirma.

¿Cuál es la solución?

No existe una solución a corto plazo en el panorama. Para Giovanni Pabón y la economista Anaí Isabel Arenas es necesario que haya un Estado más activo en el control empresarial y garante de las necesidades de las comunidades.

“Si la gente no tiene servicio o el servicio es malo, es culpa del Estado. Tenemos el caso de Electricaribe, que ahora es Air-e y terminó siendo un seguimiento tardío del Estado después de dejar de pasar lo que nunca debió haber ocurrido con Electricaribe”

Giovanni Pabón

Para Pabón es importante que todos los actores en la cadena del servicio cumplan su función. “Se debe ajustar la reglamentación; los entes tienen que estar detrás de los privados y mixtos regulando que el servicio se dé y funcione, y los privados tienen que hacer su trabajo bien”, agrega. Asimismo, destaca que es necesario que desde la Alcaldía y la comunidad se exija a los entes privados, que prestan servicios públicos, que cumplan su deber.

Para Arenas, “el Estado debe garantizar la universalidad de los servicios básicos requeridos y no privatizar, porque estos servicios tradicionalmente han permitido que haya una redistribución (de la riqueza). Las personas que más los usan, que tienen más ingresos, las fábricas pagan más y los hogares con menos ingresos pagan menos”. “Para eso necesitamos recursos económicos. Necesitamos hacer una reforma tributaria progresiva que permita tener los recursos para que el Estado pueda financiar esto, y la renta básica universal para que las personas tengan un mínimo para vivir en condiciones decentes”, agrega.

Mientras esto ocurre, algunos habitantes de Fonseca han encontrado como soluciones temporales el uso de plantas de energía eléctrica, que se encuentra en el mercado entre dos a trece millones de pesos, y cargar sus celulares con las motos para evitar quedar incomunicados. 

Lo que sigue

  • La comunidad espera que en 2022 se vean las inversiones que Air-e ha hecho durante casi dos años para mejorar la infraestructura eléctrica. Aunque los habitantes de Fonseca esperan que bajen los precios de las facturas y se presenten menos cortes de luz, son enfáticos en que sus expectativas se han visto reducidas con el paso del tiempo.
  • Por su parte, la empresa Air-e espera terminar la inversión para remodelar la infraestructura eléctrica y reducir el número de cortes. “Son 36 mil millones de pesos que se van a invertir en La Guajira y van asociados a subestaciones, circuitos. Tenemos otro paquete de inversiones por 34 mil millones de pesos para remodelación en los barrios”, detalló Juan Diego Narváez.
  • Giovanni Pabón considera que en unos años puede mejorar la prestación del servicio en La Guajira por los proyectos energéticos que se desarrollarán en el territorio. Para el 2018, La Guajira tenía el único parque eólico del país. El 21 de enero de 2022, el presidente Ivan Duque inauguró el segundo parque Guajira 1 en Uribia, que cuenta con diez generadores para producir 20 megavatios, que equivalen al consumo energético de 33.295 familias colombianas. Se espera que en los próximos años se instalen 16 más en el departamento.
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