Carlos Alberto Carrillo, director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastre (Ungrd): "Entonces, es una enorme preocupación, créame que es de las mayores preocupaciones que tengo porque Iota fue un huracán extremadamente fuerte, pero que dejó muy pocas pérdidas de vidas. Solamente cuatro personas murieron y de hecho hasta donde sé tres de las cuatro murieron en el proceso de rescate, ni siquiera en el momento del huracán. Pero si hoy un huracán de esa misma magnitud golpeara a Providencia, muy probablemente estaríamos hablando de una cifra de muertos muchísimo más alta".
Valeria Ortiz: Esto es Voces en primer plano. Un espacio de entrevistas en profundidad donde voces locales y expertas cuentan, explican y contextualizan su propia historia. Les habla Valeria Ortiz, periodista de Consonante.
En noviembre de 2020 el paso del huracán Iota afectó al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Sin embargo, la isla de Providencia fue la más perjudicada, con más del 90 por ciento de su infraestructura destruida.
El 1 de junio de este año inició la temporada de ciclones tropicales que se extenderá hasta el 30 de noviembre y que según proyecciones del Centro Nacional de Huracanes se espera que sea más activa de lo normal. Este fenómeno impacta cada año, principalmente, a la región Caribe de Colombia. Pero, ¿qué son los ciclones tropicales?, ¿qué implican? ¿Cuáles son los protocolos de alerta que hay en el país? ¿A 5 años del huracán Iota qué ha pasado con las comunidades afectadas? ¿Están preparadas para esta temporada de ciclones tropicales?
Para responder a estas preguntas, hablamos con Sergio Ruiz Castro, Coordinador del Análisis y Pronóstico del Tiempo en el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam); y con Carlos Alberto Carrillo, director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).
Sergio Ruíz: Los ciclones tropicales son unos fenómenos meteorológicos que se forman en el océano, alimentados por la energía del océano. Es decir, la temperatura superficial del mar es el principal factor que los alimenta. Por eso existe una temporada, que llamamos la temporada de huracanes, que es la temporada en la que están esas condiciones dadas para que se formen los huracanes.
Esas condiciones son la temperatura superficial del mar, que sea de 27.5 grados o de 27 grados en los primeros 50 metros de profundidad del mar. Y además, que la humedad sea alta y que haya viento leve inicialmente. El hecho de que haya viento leve permite que empiece a formarse una circulación del viento. Hay un término que llamamos la vorticidad, que es una tendencia del viento a girar, a rotar y esta favorece también que se que se arme, que se formen la rotación de las masas de aire. Entonces, eso se va retroalimentando, cuando empieza la formación empieza a aumentar la cantidad de humedad en el área, entonces empezamos a tener la formación de un ciclón tropical.
Valeria Ortiz: Sergio Ruíz, Coordinador del Análisis y Pronóstico del Tiempo en el Ideam, nos explicó que según las condiciones dadas en el ambiente se pueden formar diferentes tipos de ciclones, los cuales se clasifican teniendo en cuenta la velocidad de sus vientos.
Por ejemplo, se denomina depresión tropical a vientos de 64 km/h o menos. Tormenta tropical cuando los vientos van de 65 km/h a 117 km/h. Un huracán de categoría 1 tiene vientos de hasta 156 km/h. Y un huracán de categoría 5 es cuando el viento supera los 250 km/h
Sergio Ruíz: Cuando esa depresión tropical sigue fortaleciéndose porque encuentra condiciones favorables, entonces si el viento supera los 64 km/h, se convierte en una tormenta tropical.
Y de la misma manera, si esa tormenta tropical se fortalece más aún, entonces llega a ser un huracán. Pero cuando pasa de depresión tropical a tormenta tropical es cuando le ponemos nombre. Por eso es que algunas veces en los pronósticos se habla de tormentas nombradas. Nombradas significa que es tormenta tropical porque pasó de 64 km/h y le pusimos un nombre. Ya esos nombres ya están predeterminados.
Valeria Ortiz: Iota, el huracán que les mencioné al inicio, fue denominado en categoría 5, la más intensa. Los huracanes mayores son los de categoría 3 o más por lo destructivos y peligrosos que pueden ser. Pero ¿cómo hacen los cálculos para clasificar cada ciclón?
Sergio Ruíz: La Organización Meteorológica Mundial tiene designadas unas autoridades locales para el estudio de los ciclones tropicales. Para el área que a nosotros nos compete, que es el Atlántico Norte, el Golfo de México y el Caribe, está el Centro Nacional de Huracanes, que es una dependencia del Servicio Meteorológico de los Estados Unidos. Ellos son los que tienen las herramientas para poder hacer el seguimiento, más a profundidad, de un ciclón tropical.
Entre esas herramientas están los aviones cazahuracanes. Son unos aviones que vuelan dentro del huracán para tomar mediciones. Entonces, hay algunos aviones que vuelan muy bajo, casi a 400 metros del nivel del agua midiendo por la parte baja. Y hay unos aviones que vuelan sobre el huracán y dejan caer unas sondas que atraviesan todo el huracán y van tomando datos. Esas sondas son conectadas en tiempo real, van tomando los datos y enviándolos en tiempo real. Esos datos son la temperatura, la humedad, la presión y la velocidad del viento. Entonces, esos datos cuando ya se tienen se reevaluan y se puede determinar entonces estos datos que te digo de la velocidad del huracán.
Valeria Ortiz: Recordemos que este fenómeno se da cada año entre junio y noviembre y las zonas colombianas más expuestas son el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y el departamento de La Guajira . Según las proyecciones del Centro Nacional de Huracanes se estima que esta temporada sea más activa de lo normal ¿por qué? ¿qué significa esto?
Sergio Ruíz: Dentro del pronóstico para este año se estableció que hay un 60 por ciento de probabilidad de que la temporada sea más activa de lo normal. Cuando decimos lo normal nos referimos al promedio de huracanes que han habido en 30 años, que es la climatología. Entonces, en los últimos 30 años cada año en promedio hay 14.5 tormentas nombradas. Lo que te decía, tormentas tropicales. Entonces, en algunos años hay mayor cantidad o menos cantidad y este año decimos que la probabilidad de 60 por ciento de que haya más de ese número, de 14.5.
Valeria Ortiz: Ahora, que exista la posibilidad de que haya más ciclones, ¿significa también que pueden ser más intensos?
Sergio Ruíz : Hay más energía en el océano para formación de ciclones. Por lo tanto, se espera que en este momento haya más cantidad, pero sí podrían ser más fuertes porque hay más energía. Pero básicamente cuando decimos que será más intensa la temporada, siempre se relaciona con un número de ciclones que se esperan y el pronóstico también habla de tormentas nombradas, pero también de huracanes y de huracanes mayores. Los huracanes mayores son los huracanes de categoría tres o más que son muy destructivos, muy peligrosos.
Sergio Ruíz: En el pronóstico de la temporada se dice que va a haber una temporada más alta y van a haber en promedio este número de tormentas y de huracanes mayores que serían como entre tres y cinco, tal vez. Pero ese pronóstico es para todo el Atlántico, Caribe, Golfo de México. Luego, la probabilidad de que uno de ellos afecte el territorio de Colombia es bastante baja, del orden de 10 por ciento de que un sistema, y no hablo de un huracán categoría mayor, sino que algún sistema afecte en los sitios más expuestos.
Valeria Ortiz: Según las predicciones del Centro Nacional de Huracanes hay una posibilidad de que haya hasta 19 tormentas tropicales, 10 huracanes y 5 huracanes mayores distribuidos en todo el Atlántico, el Caribe y el Golfo de México.
Sergio Ruíz: Siempre le decimos a la gente cuando hablamos de esto, le decimos si van a pasar 20 o si van a pasar cinco, siempre tenemos que estar preparados para que nos pase uno. Siempre tenemos que tomar las medidas teniendo en cuenta de que estamos en una en una zona en la que transitan los ciclones tropicales y que en algún momento podríamos tener la afectación por uno de ellos. Los primeros del año se forman en el Golfo de México y en el Atlántico cerca de la costa este de los Estados Unidos y los de la mitad de la temporada que son agosto, septiembre, octubre, se forman en el Atlántico. Muchos de ellos se quedan en el Atlántico porque al formarse se desvían hacia el norte y se quedan allí.
Los de final de temporada son los que más nos preocupan porque se nos forman aquí en el Caribe. Los de octubre y los de noviembre se forman en el Caribe. Entonces, a diferencia de los que se conforman allá saliendo de la costa de África, nosotros los monitoreamos durante días y predecimos la trayectoria, por dónde va a pasar. Los que se conforman aquí, hacen que tengamos menos tiempo para prever por dónde se van a desplazar y cuál va a ser su trayectoria. Entonces, hacemos énfasis en la vigilancia de esos y en las alertas que generamos para ellos.
Valeria Ortiz: Recordemos que el huracán Iota que destruyó más del 90 por ciento de la infraestructura de la isla de Providencia se formó en noviembre de 2020.
Luego del paso del huracán Iota, el Gobierno Nacional emitió el Decreto 1472 de 2020, el cual declaraba la existencia de una situación de desastre en el Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Para ese entonces el presidente de la república, Iván Duque dijo en medios lo siguiente:
Iván Duque: “Y también estaré desplazándome personalmente, tan pronto las condiciones climáticas lo permitan, para acompañar a todo el sistema de gestión del riesgo y ver el daño e iniciar rápidamente un proceso de reconstrucción de infraestructura y de atención a los damnificados y a las personas afectadas”
Valeria Ortiz: Sin embargo, casi 5 años después de ese suceso, hay dudas sobre la calidad y funcionalidad de esa reconstrucción ante la posibilidad de otros ciclones tropicales. Así lo afirmó Carlos Alberto Carrillo, director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo.
Carlos Alberto Carrillo: Nosotros tenemos serias preocupaciones sobre el proceso de reconstrucción. Yo incluso he hablado de la necesidad de reconstruir la reconstrucción. Ese proyecto en su momento se vendió como un éxito, pero la primera reacción del pueblo raizal cuando yo fui recién posesionado casi en la UNGRD fue de expresar una enorme molestia y además una gran preocupación. Algunas familias se quedaron sin casa, pero los problemas empezaron a surgir muy pronto después de la reconstrucción.
Valeria Ortiz: el Gobierno Nacional de Iván Duque contrató a Findeter como actor principal en la reconstrucción de viviendas. Findeter es la Banca de Desarrollo Territorial, es decir que es una entidad que se encarga de la planeación, estructuración, financiación y ejecución de proyectos de infraestructura. Esta entidad es pública con participación de privados.
Findeter fue la encargada de la reconstrucción de las casas, de la planta de tratamiento de agua potable, de escenarios deportivos y otras infraestructuras. Estos contratos fueron firmados con el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio; el Ministerio del Deporte; el Ministerio de Educación Nacional, el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Cultura.
Según la página oficial de Findeter, una de las obras más complejas fue la construcción de viviendas, ya que fueron más de 1.800 proyectos independientes que se dividieron en tres frentes, llevados a cabo de forma paralela: una primera etapa de techado, la reparación de viviendas que no hubieran sufrido daño estructural y la construcción de viviendas nuevas.
Cada casa nueva costó alrededor de 700 millones de pesos, pero Carlos Carrillo asegura que esas casas no fueron pensadas según las necesidades del pueblo raizal.
Carlos Alberto Carrillo: yo creo que un error en principio fue no estudiar a profundidad la arquitectura local, no respetar esa tradición que ellos tienen, no solamente en temas lingüísticos y culturales, musicales, en fin, sino también una tradición arquitectónica muy valiosa que se expande más allá de las fronteras de Colombia, que coincide con Bocas del Toro, con otros lugares en donde ha habitado ese mundo Creole.
Son apenas un poco más de 1 m² en donde una familia no tiene condiciones para estar durante 12 o 15 horas. Y hay casas de esas que ya se están viniendo abajo. Hay que recordar también que Providencia está en una zona sísmica. Y nosotros hemos evaluado algunas viviendas, pero lamentablemente hoy no tenemos los recursos para hacer un peritaje completo de las viviendas que fueron reconstruidas.
Y parte de su forma de ocupar el territorio es abasteciéndose de aguas lluvias y de acumulando aguas en unas cisternas, que también eran espacios seguros y que en este proceso de reconstrucción fueron destruidas por la reconstrucción para cambiarlas por una unas instalaciones supuestamente más modernas, pero que no cumplen ese doble propósito de ser un refugio también. Es muy preocupante la situación porque como sucede en todo, son las personas más vulnerables las que terminan en mayor grado de exposición.
Valeria Ortiz: en septiembre de 2024 El Espectador publicó una investigación sobre cómo madera extraída ilegalmente del Parque Natural de Paramillo por el Clan del Golfo terminó en una de las obras para restaurar las viviendas de la isla. Ese medio informó que Maderas El Amparo fue la empresa que comercializó la madera extraída ilegalmente y que fue utilizada en un contrato de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y de Desastre durante el gobierno de Iván Duque.
Carlos Alberto Carillo: otra de las discusiones, de las diferencias con Findeter tuvo que ver con los escombros. Ellos afirman que hicieron su trabajo, que los retiraron completos, pero lo cierto es que cuando nosotros llegamos encontramos un basurero de unas proporciones enormes para el tamaño de la isla, pero además con materiales muy peligrosos que en caso de un huracán pueden convertirse en proyectiles. Son desechos de construcción, pedazos de inodoros, cosas que realmente pueden ser muy peligrosas.
Valeria Ortiz: en la temporada de ciclones esos desechos de construcción pueden salir volando y ocasionar varios daños e, incluso, muertes. El director de la Ungrd nos contó que en julio comenzarán los viajes de embarcaciones que llevarán esos escombros hasta Cartagena.
Carlos Alberto Carillo: en Cartagena van a ser clasificados. Lo que pueda venderse, lo que pueda aprovecharse de esos escombros, va a ir a un fondo que redundará en un beneficio para la población en la isla. Ellos decidirán en qué invertirlo, pero ese dinero que se logre recuperar de la basura irá para la isla. Ha costado una tonelada de dinero. Es un proyecto de casi 40.000 millones de pesos que también es consecuencia de la falta de deseo de hacer las cosas bien de quienes hicieron la reconstrucción. Esperamos muy pronto poder recuperar eso.
Valeria Ortiz: Colombia cuenta con un protocolo de alerta temprana que entra en funcionamiento en la temporada de ciclones tropicales. Ese protocolo está a cargo de la Mesa Técnica de Alertas por Ciclones Tropicales, integrada por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la Dirección General Marítima (DIMAR) y su Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe (CIOH), la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil (AEROCIVIL), la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Ese sistema de alerta se divide por colores, así nos lo explica Sergio Ruíz.
Sergio Ruíz: Tenemos unos niveles de alerta que lo relacionamos con colores que son amarillo, naranja y rojo. El amarillo le llamamos aviso, el naranja le llamamos alistamiento y el rojo protección y refugio.
Entonces, hay una categoría previa que es verde, que es vigilancia. Entonces, si nosotros vemos un sistema que se está formando, analizamos si ese sistema tiene alguna probabilidad de afectar el territorio nacional. Por ejemplo, como ya te dije, este año ya se formó un sistema, ese no tenía probabilidad de afectación, no activamos protocolo, no sacamos comunicado, no alertamos o no alarmamos a nadie porque no era necesario.
Si hay un sistema que empieza a generar riesgo de que afecte al territorio, pero que está, por ejemplo, fuera del Caribe, entonces ponemos la alerta de vigilancia. Decirles, "Informamos que hay un sistema que estamos vigilando y que podría afectar al territorio, para que empiecen a hacer unas primeras preparaciones, a estar informados y estar pendiente de los comunicados del seguimiento que nosotros hacemos.
Carlos Alberto Carillo: Solamente La Guajira y San Andrés y Providencia tienen posibilidades reales de ser golpeadas por un huracán, mucho más San Andrés y Providencia. Sin embargo, cuando estos huracanes se acercan o pasan por enfrente de nuestras costas, empiezan a producir unos coletazos, incrementan las lluvias y estas son consecuencias que llegan incluso hasta el interior del país y por eso es importante hacerles un seguimiento permanente.
Es una realidad que la crisis climática está aumentando el número de ciclones, la intensidad y también los tiempos. El año pasado, por ejemplo, tuvimos en junio ya un huracán de categoría 4. No pasó por las costas colombianas, pero están llegando cada vez más temprano y cada vez más fuertes y cada vez más numerosos.
Valeria Ortiz: Si bien hay un protocolo de alerta que se complementa con el Plan Nacional de Respuesta ante Ciclones Tropicales y con la Estrategia Nacional de Respuesta a Emergencias, nos preguntamos ¿dónde queda la prevención, más allá de la respuesta después del desastre? ¿cómo prevenimos que viviendas como las de Providencia vuelvan a ser destruidas? O ¿tendrá que ser una constante reconstrucción cada que suceda uno de estos fenómenos?
Carlos Alberto Carillo: Nosotros, por ejemplo, no tenemos una norma clara de huracanes. A pesar de que tenemos dos departamentos del país que están expuestos cada año a los ciclones tropicales, nosotros no tenemos normas claras sobre las especificaciones técnicas necesarias para construir. Así que no hubo esa aplicación de normas en la reconstrucción, simplemente hay unas aseveraciones por parte de Findeter que ellos afirman que esas casas van a aguantar vientos de no sé cuánto y que las casas son perfectamente seguras, pero lo que sienten los raizales es que los están engañando porque por un lado dicen que las casas son seguras, pero las casas se vienen abajo con un temblor o con un viento cualquiera.
Entonces, es una enorme preocupación, créame que es de las mayores preocupaciones que tengo porque Iota fue un huracán extremadamente fuerte, pero que dejó muy pocas pérdidas de vidas. Solamente cuatro personas murieron y de hecho hasta donde sé tres de las cuatro murieron en el proceso de rescate, ni siquiera en el momento del huracán. Pero si hoy un huracán de esa misma magnitud golpeara a Providencia, muy probablemente estaríamos hablando de una cifra de muertos muchísimo más alta.
Valeria Ortiz: En 2022 habitantes de Providencia denunciaron fallas en las nuevas casas.
Carlos Alberto Carillo: Nosotros le estamos entregando a la alcaldía unos fix que son unas transferencias monetarias para hacer obras de emergencia en los refugios. Los refugios son básicamente iglesias que tienen estructuras de concreto. El proyecto de hacer un gran refugio en la isla, no tenemos la financiación para hacerlo. Estamos estructurándolo, la alcaldía va a poner el predio y es muy importante poder dejarlo contratado.
Yo espero que se puedan conseguir esos recursos, pero en este momento yo debo decir que la isla sí tiene una vulnerabilidad alta, porque la verdadera prueba de fuego y creo que en algún momento alguien expresó con una enorme desidia “hay que esperar a que pase otro huracán para ver si sí quedaron bien hechas” y yo creo que eso no puede ser.
Valeria Ortiz: Carlos Carillo nos contó que ya está aprobado un piloto de 27 casas nuevas para Providencia de la mano de personas expertas que han estudiado durante décadas la arquitectura raizal.
Carlos Alberto Carillo: El proyecto de construcción de las viviendas tiene un costo cercano a los 28.000 millones de pesos. Es el precio completo con el convenio con el PNUD, con los trabajos de urbanismo que se tenga que hacer, o sea, es el costo estimado total del proyecto. Estamos hablando de un valor que supera los 600 millones de pesos por casa.
Esos son valores que se acercan a los valores de la reconstrucción anterior, pero justamente el desafío de este proyecto es poder entregarles a los raizales casas que realmente valgan ese dinero. Construir en Providencia es costoso por diferentes razones, pero las casas que se entregaron difícilmente puede cualquier persona pensar que realmente costaban ese dinero.
Tendrá un plazo de ejecución de poco más de un año, así que esperamos que al final de este gobierno podamos estar entregando esas 27 casas.
Valeria Ortiz: La temporada de ciclones tropicales ya inició y como les dijimos al inicio, se estima que sea más activa de lo normal. ¿Cuándo vamos a empezar a hablar de prevención?
Este episodio hace parte del formato Voces en primer plano de El Megáfono. Les habló Valeria Ortiz, periodista de Consonante.
Créditos:
Locución: Valeria Ortiz
Guión y entrevista: Valeria Ortiz
Edición: Valeria Ortiz
Ilustración: Camila Bolívar
Coordinación general: Ángela Martin Laiton