PÓDCAST | Resistir al miedo, construir la paz en Colombia

Valeria Ortiz Tabares
Valeria Ortiz Tabares

Camilo González, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – INDEPAZ :

“Resistencia desde la organización, repudio sin ningún pudor, ni miedo a los violentos, condena a las estrategias de lucha armada y a las estrategias militaristas de manera radical, enfrentamiento sin ningún prejuicio, ni nada a los discursos de los grupos armados que quieren justificar sus lógicas de muerte. Yo creo que eso es lo que se necesita, voces airadas para que de esa manera se deslegitime, se le quite permanentemente el espacio a los violentos y se le dé la voz a la gente que construye vida. Yo creo que ese es el mejor camino para superar la sociedad del miedo”.

Valeria Ortiz:  Voces en primer plano. Un espacio de entrevistas en profundidad donde voces locales y expertas cuentan, explican y contextualizan su propia historia. Les habla Valeria Ortiz, periodista de Consonante. 

Una de las banderas y propuestas más importantes del gobierno de Gustavo Petro ha sido la implementación de la política de la Paz Total, una estrategia que busca diálogos y acuerdos con los grupos armados ilegales de Colombia. Con la Ley 2272 de noviembre de 2022, se priorizaron los diálogos con el ELN, las FARC-EMC, la Segunda Marquetalia y bandas criminales, con el fin de acabar o reducir significativamente la violencia. 

Como ya sabrán algunos de nuestros oyentes, la red de periodistas de Consonante está ubicada en cinco departamentos: Chocó, La Guajira, Guainía, Amazonas y Caquetá. En estos lugares ha habido presencia de uno o más de estos grupos y otros actores armados. Por eso, en este episodio nos enfocaremos en comprender el panorama de estos diálogos, cuáles son los principales desafíos de la implementación de la Paz Total en esos lugares donde hacemos periodismo y cuál puede ser el futuro de la paz en el país. 

Camilo González Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – INDEPAZ es quien nos responderá a estas dudas. 

Actualización de los diálogos

Bienvenido, Camilo al Megáfono, un podcast de Consonante. 

En esta oportunidad vamos a hablar sobre el panorama de las negociaciones con los grupos armados en Colombia. Entonces, para iniciar, ¿podría usted darnos una actualización sobre el estado de esas negociaciones con los grupos armados?

Camilo González: Pues hablemos de conversaciones, ¿no? Porque no siempre hay negociación, a veces hay exploraciones o  búsqueda de  rutas para desescalar violencias y buscar acuerdos de incorporación a la vida civil. Y podríamos decir que hay diferentes tipos de situaciones. ¿No?

Para hablar de las situaciones recientes que tienen una evolución, una dinámica con alguna posibilidad, pues yo creo que son notables los procesos en el sur de Colombia, particularmente en Nariño y Putumayo, donde hay conversaciones con dos estructuras, dos grupos armados irregulares que son: Comuneros del sur, que es una fracción que se abrió del Ejército de Liberación Nacional y que tiene una realidad sobre todo pues en la costa, en algunos municipios hacia el lado Pacífico de Nariño. Y, por otro lado, hay otro grupo que se llama  Coordinadora Guerrillero Unificada Bolivariana o algo así para sintetizar coordinadora bolivariana, que fue también a su vez una escisión de la Segunda Marquetalia. Son organizaciones que quedaron o se reconfiguraron posteriormente al acuerdo de noviembre de 2016 con las FARC, por eso yo les llamo organizaciones post FARC. 

Allí han avanzado. Han avanzado sobre la base de que estos grupos se acercan a conversar con el gobierno con un presupuesto. Una intención de buscar un acuerdo de incorporación a la vida civil y de dejar las armas, dejar de usarlas.  Pero de todas maneras ya hay de entrada una intención de buscar un acuerdo y por eso han definido de manera relativamente ágil y en pocos meses han definido una ruta con algunas decisiones muy importantes hacia acuerdos parciales. El más reciente fue el que se dio con la Coordinadora Bolivariana, una reunión entre las dos delegaciones, una reunión de mesa con participación internacional de veedores, garantes y acompañantes y también con un seguimiento por parte de las comunidades y de diferentes entidades de gobierno. Entonces, es bastante interesante porque es definir ir a una Zona de Ubicación Temporal, a dos zonas, como una experiencia piloto con 60 combatientes en cada uno de los casos y allí desarrollar eh una agenda que vaya clarificando temas como el de la disposición de las armas, asuntos jurídicos y lo que tiene que ver con transformación de las realidades social sociales económicas en el territorio.

Valeria Ortiz: Lo que menciona González, fue un acuerdo al que se llegó el pasado 25 de mayo con dos disidencias de las FARC, Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano y Estado Mayor de los Bloques y Frente. Además, el 23 de mayo el presidente Gustavo Petro firmó la resolución 161 para establecer una Zona de Ubicación Temporal en Tibú, Norte de Santander para la disidencia Frente 33. 

Recordemos que a inicios de este año hubo confrontaciones entre el ELN y disidencias de las FARC en Norte de Santander. Por eso el 20 de enero,  Petro declaró Estado de Conmoción Interior para enfrentar esta situación. Según datos del balance del Puesto de Mando Unificado de Catatumbo, para inicios de febrero había más de 50.000 desplazados, más de 30.000 personas confinadas y más de 50 homicidios. 

Si bien los diálogos con el ELN no han continuado, el gobierno ha tenido otros avances con las disidencias de las FARC, como continúa contándonos Camilo González,  presidente de Indepaz. 

Camilo González: Yo creo que es muy interesante y algo similar que viene de atrás, incluso con mayor maduración, en el caso de Comuneros, con un ejercicio interesante simbólico, pero yo creo que también práctico de destrucción de material de llamado armamento de guerra, pero que indica que hay una intención en el sentido de darle solución al problema de las armas. 

Todo esto está en desarrollo, no quiere decir que tenga todo un camino despejado. Hay problemas, hay problemas jurídicos, problemas de relación con las comunidades, el planteamiento frente a la política de sustitución de economías ilegales, eso es algo muy importante y tiene que tener unas construcciones que son complejas, pero yo creo que ahí hay un camino interesante.

El otro proceso que está en curso, que también tiene desarrollos recientes en el Catatumbo a raíz de la arremetida que hizo el ELN para recuperar posiciones y contra el Frente 33 y contra las comunidades allá. Eso ha generado nuevas circunstancias. En ese marco pues se ha dado un acuerdo que está reflejado en un pronunciamiento entre el gobierno y el Frente 33 y también una resolución del propio presidente de la república que le abre el camino a una Zona de Ubicación Temporal y a una agenda muy precisa de conversación de los los temas cruciales durante los próximos 7 meses.

Allí hay una situación que es importante porque pues hay que verla relacionada no solamente conversaciones para buscar soluciones a problemas de conflictividades armadas, sino también de problemáticas sociales, económicas en el territorio y también cuestiones de seguridad y militar. Es decir, no puede haber una política de paz, si no hay una política de seguridad al mismo tiempo.

Junto con esto, tenemos un panorama de dificultades mayores por la presencia de grupos muy poderosos, unos de estructuras sucesoras del paramilitarismo y son bastante, digamos con una transmutaciones mafiosas que es el caso del Clan del Golfo y otras estructuras afines, y el caso del Ejército de Liberación Nacional. Allí lo que tenemos son dificultades, ¿no? El Clan del Golfo es la estructura que más ha tenido expansión durante los últimos años y sobre todo en la parte noroccidental de Colombia, la frontera con Panamá y esta esquina de Córdoba, Sucre, Chocó, la parte norte, nordeste de Antioquia pero con derivaciones en toda la costa Caribe.

Y entonces esto es una situación muy crítica porque hay unas mutaciones de estas estructuras, que no se trata de una simple estructura armada, sino que se trata de un complejo macrocriminal que tiene imbricaciones con agentes del Estado, con poderes económicos, con negocios de diferente índole, no solamente del negocio y las rutas de narcotráfico, sino el negocio del oro, trata de personas, todo el problema de frontera, contrabando, contrabando de armas.

Desafíos para construir paz

Valeria Ortiz: Esas dificultades, por ejemplo, se han visto reflejadas este año en el departamento de Chocó por las confrontaciones entre el ELN y el Clan del Golfo. Entre el 18 y el 21 de febrero se decretó paro armado por parte del ELN, una situación que se dio en medio de denuncias por el aumento de la instalación de minas antipersonal. Según el balance de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, durante ese paro se afectó la movilidad de más de 430.000 personas y se agravó el estado de confinamiento de más de 15.000. 

Sobre esos hechos pueden profundizar en nuestra página web en la entrevista a Monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de la Diócesis Istmina - Tadó, donde afirmó que “en el Chocó se viene cocinando una violencia peor que la del Catatumbo”. 

El paro armado más reciente en Chocó fue entre el 2 y el 5 de mayo, sobre el río Baudó y sus afluentes. Situaciones como estas hacen que también nos preguntemos por los desafíos que enfrentan los otros departamentos y que, tal vez, no han sido tan visibilizados. 

Camilo González: Estos departamentos, por ejemplo, en La Guajira, donde ustedes tienen presencia, allí hay una historia bastante complicada y larga de violencias de diferente orden, pero ligadas a estos grupos armados y a toda esta dinámica, digamos, los sucesores del paramilitarismo por un lado y, digamos, reconfiguraciones posteriores al acuerdo de las FARC y sucesores de los grupos rebeldes. En la Guajira tenemos una realidad y es que el peso mayor de disputas se ha venido dando en el último periodo, sobre todo entre grupos de sucesores del paramilitarismo, particularmente entre el Clan del Golfo y los Conquistadores de la Sierra.

Esa disputa arranca desde desde la zona del Magdalena, del mismo Santa Marta, todo el corredor que por estribaciones de la Sierra y la ruta hacia Riohacha, Dibulla y todo eso ha estado en disputa, en la medida en que ha habido varios intentos del Clan del Golfo o como se les quiera llamar, de disputarle posiciones allí a Conquistadores de la Sierra. Y en cambio, Conquistadores de la Sierra han expandido su área de influencia hacia La Guajira. No solamente hacia Ríohacha, sino de allí en adelante. 

Esta es una un área que es de mucho interés porque es una plataforma de negocios ilícitos, de tráfico de drogas, de armamento, de diferentes tipos de contrabando y demás asociados a la presencia de estos grupos armados, de mafias de diferente carácter y es una conexión hacia las relaciones con las mafias internacionales, tanto hacia Norte América como hacia Europa.

Entonces, por eso ahí hay otros grupos que han intervenido, incluso si uno ve las realidades hacia Uribia y hacia la Baja el extremo norte de La Guajira, se da cuenta de incursiones de otros grupos de hasta la llamada Oficina de Envigado del Valle de Aburrá. Es decir, son muchos grupos. El ELN tiene incursiones ahí enfrente allá, frente norte que tiene pretensiones de mantener alguna influencia en la parte ya de la frontera con Venezuela ¿No? 

Es decir, hay allí todas unas realidades de imbricación con la realidad económica corriente de cotidiana, ¿no? Y una relación muy conflictiva con la población Guajira y con la población indígena Wayú. Incluso porque se han presentado desplazamientos del pueblo Wiwa en varias ocasiones y recientemente la parte sur de La Guajira, hacia San San Juan del César, por ejemplo, a Barrancas, pero el escenario principal de disputa se da sobre todo hacia la costa costa Caribe y la frontera con Venezuela.

Valeria Ortiz:  Guainía, Amazonas y Caquetá son algunos de los departamentos que pertenecen a la amazonía colombiana, una región que, por sus características geográficas, riquezas naturales y población indígena, tiene otras dinámicas con el conflicto armado y otros actores de las fronteras con Venezuela y Brasil. Camilo González, nos cuenta más sobre esto. 

Camilo González: En toda esta zona hay una gran importancia de la minería, digamos en Venezuela, ¿no? y en esta frontera que penetra hacia Colombia y ahí hay diferente tipo de minerías, porque está la minería del oro y pero también hay en esta zona grandes interrogantes alrededor de la minería del coltán, ¿no? Y pues incluso recientemente han sido incautados, cargamentos grandes, porque se vienen por los grandes ríos del Orinoco, se vienen hacia Colombia, hacia Puerto Gaitán, hacia esa zona, circulan luego por las rutas hacia la frontera Caribe y exportan eso por los puertos por Barranquilla y los puertos del Caribe.

Hay mucho interés de mafias allá y allá hay varios grupos porque no solamente pues está el ELN, pero ahí están grupos de las disidencias de las FARC, tanto del llamado Bloque Amazonas en cabeza Mordisco, como de otros grupos, ¿no? Que eso además ha sido tradición porque en las épocas de las FARC  y el negro acacio y toda esa serie de cosas, pues se ve la gran realidad de presencia hacia la frontera.

Pero yo creo que allí hay una gran proyección hacia el arco amazónico venezolano, ¿no? Que pues se han hecho informes, hay varias varias informaciones incluso desde Venezuela de presencia de grupos colombianos y de mafias ligadas y respaldadas por estos grupos armados que buscan explotar recursos mineros en esta parte de Venezuela, que es tan rica, ¿no? Entonces, tiene repercusiones hacia la frontera colombiana, no solamente en la parte de Guainía, sino de Amazonas. Y Amazonas ya no hacia la Orinoquía, sino hacia la Amazonía. Y con una gran presencia de mafias brasileñas respaldadas por grandes carteles, ¿no?

Y eso tiene gran gran repercusión, no solamente en el caso del Amazonas, sino en otros afluentes del Amazonas del lado colombiano, ¿no? Y y allí tenemos por allí se deriva la presencia y el desarrollo de minería por el Caquetá, el Putumayo. Y eso se acompaña con otra modalidad que sobre eso pues he tenido la oportunidad de conversar con los gobernadores de algunos pueblos indígenas desde este lado de la frontera de la amazonía oriental colombiana, que son resguardos indígenas de gran dimensión de resguardos indígenas de miles de hectáreas, que es una de las realidades importantes de la territorialidad indígena y colectiva en Colombia que digamos que forma parte de nuestra riqueza y posibilidades de defensa de la Amazonía que muestran la incursión durante los últimos años de grupos armados, digamos de los grupos post FARC con presencia en estas zonas y con una nueva modalidad de buscar sometimiento a pueblos indígenas para negocios de bonos de carbón. Esa es otra realidad. 

Allí hay todo un negocio importante y unos unos agentes internacionales intermediarios que manejan este negocio en la bolsa de bonos de carbón y los grupos armados han logrado penetrar, posicionarse, incluso territorializarse para estar ahí atentos, controlando autoridades para exigirles participación, cuota de lo que son las rentas estas del negocio de los bonos de carbón.

Entonces, son otras modalidades, eso es otro extractivismo, ¿no? Uno distinto al de la minería, pero que forma parte de las complejidades y de la economía de la violencia en estas áreas de la Amazonía y de la Orinoquía. Que esto pues yo creo que ha sido menos visibilizado, pero es de una realidad enorme, minería y bonos de carbón en la Amazonía colombiana. 

Futuro de la paz en Colombia

Valeria Ortiz: Hoy 31 de mayo inicia formalmente el año preelectoral para las elecciones presidenciales del 31 de mayo de 2026. Teniendo en cuenta esto, le preguntamos a González, cuál es el panorama de la paz en este año y en el próximo gobierno electo. 

Camilo González: Mire, lo primero que hay que decir es que el  trabajo por la paz es una obligación de la sociedad, del Estado de carácter permanente, continuo en todas las circunstancias, época y lugar.

Entonces, que no, que es que fracasó la paz. No ha fracasado la paz. Que fracasó la paz total del gobierno porque no se lograron acuerdos. Bueno, han fracasado ciertas metodologías, ciertas tácticas, ciertas expectativas, pero de ahí a sacar la conclusión de que hay que entonces cerrar la página y dedicarnos a la guerra y a la acción militar, es una equivocación. Y tiene que haber una convicción en la sociedad y en el conjunto de las instituciones de que hay que persistir en este y en los siguientes gobiernos en el trabajo por la paz. Primera cosa. 

Lo segundo, en este gobierno hay que trabajar por la paz hasta el 7 de agosto del año 26 a las 12 de la noche. Todo momento. Hay que trabajar por la paz. Eso no quiere decir que el trabajo por la paz y eso lo ha repetido el presidente, lo ha repetido todo el mundo, es parte de la teoría política. Que no se puede desligar el trabajo por la paz con los asuntos de seguridad, ni tampoco con las obligaciones del Estado del punto de vista de la persecución del crimen y de las obligaciones de la fuerza pública.

Pero en lo que se refiere a una estrategia de diálogos y de búsqueda de disminución de violencias mediante procesos dialogados. Siempre hay que intentarlo. Otra cosa es que se cometan errores y que hay que reconocerlos y rectificarlos. Que se tengan ilusiones, ¿no? Y entonces creamos y se caractericen actores como si fueran aliados cuando realmente son adversarios de la paz. Eso se puede corregir, se pueden hacer muchas correcciones. Pero lo que no se puede llegar es a la conclusión de que la paz ha fracasado.

El paso siguiente significa salvar vidas y significa fortalecer a la sociedad para frenar las violencias. Entonces, yo creo en eso. Y además con otra cosa, no se puede trabajar con la paz con ultimatums y fechas perentorias. Se trabaja con una metodología permanente, continua, sistemática, susceptible de todas las rectificaciones. 

Entonces, yo creo que hay que trabajar con mirada tanto para responder a los problemas de coyuntura, pero con una mirada de mediano y largo plazo. Todo lo que sea trabajar con el afán de que hay que de que si lo que no se solucionó o los errores que se cometieron, entonces es los que significan darle el fallo final, yo creo que eso. Y sí, yo creo que hay que cambiar el lenguaje.

El lenguaje quiere decir que todo lo que sea hablar de  metas absolutas a corto plazo, pues hay que sacarlas del imaginario. Pero por ejemplo, Paz Total ya. Eso es la lectura que le han hecho a la política del gobierno para pedirle cuentas y hacer oposición. ¿No? Entonces, uno mira incluso los documentos, el plan de desarrollo tiene un capítulo que llama Paz Total. ¿Y qué dice ese capítulo?

Que la Paz Total es una estrategia para varios gobiernos. Yo creo que lo fundamental es que no se puede en ningún momento declinar el propósito de la paz y la libertad. El mensaje a la sociedad de que no volvamos a las formas de la barbarie paramilitar o de las formas de la guerra desenfrenada y sin futuro.

El derecho a vivir sin miedo

Valeria Ortiz: Como se ha mencionado durante la entrevista, la paz debe de ir de la mano de la seguridad; los diálogos deben continuar y también se debe tener claro que la construcción de paz es un proceso de varios gobiernos. Ahora, también nos preguntamos de qué manera se sigue construyendo la paz y, a la vez, cómo se puede garantizar el derecho a vivir sin miedo. 

Camilo González:  yo creo que el derecho a vivir sin miedo, yo pienso que tiene que ser de la mano del derecho a la vida, de la realización de los derechos humanos que tiene que ser. Pero a mí me parece que allí hay varias cosas, uno lo que son obligaciones del Estado y la necesidad de ser la democracia, la democracia participativa, la democracia de solidaridad, la democracia de base, los poderes populares.

Yo creo que es fundamental eso, por un lado lo que es el fortalecimiento de la democracia participativa y popular. Por otro lado, el empoderamiento de las sociedades de base. Dice, "Yo creo que hay menor miedo entre más poder popular." 

Y entonces, eso tiene que darse, ¿no es cierto? y la capacidad de expresión y movilización. Si no hay una movilización, una fuerza de paz, una conciencia ciudadana que se expresa de múltiples formas. Movilización no quiere decir que se puede salir a la calle, también. No, es la expresión desde el espíritu, es la presión de la cultura, son expresiones del arte, es todas las manifestaciones que muestran la disposición de una sociedad a ser a auto transformarse. Entonces, yo creo que es eso lo que nos puede dar a nosotros a superar.

De hecho, compromiso con una causa es lo que permite superar el miedo. Resistencia desde la organización, repudio sin ningún pudor ni miedo a los violentos, condena a las estrategias de lucha armada y a las estrategias militaristas de manera radical, enfrentamiento sin ningún prejuicio, ni nada a los discursos de los grupos armados que quieren justificar sus lógicas de muerte.

Yo creo que eso es lo que se necesita, voces airadas para que de esa manera se deslegitima, se le quite permanentemente el espacio a los violentos y se le dé la voz a la gente que construye vida. Yo creo que ese es el mejor camino para superar la sociedad del miedo.

Créditos:

Locución: Valeria Ortiz

Guión y entrevista: Valeria Ortiz

Edición: Valeria Ortiz

Ilustración: Camila Bolívar

Coordinación general: Ángela Martin Laiton

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