Para llegar al colegio, Cristina Isabel Mendoza Urrutia debía memorizar las cuadras por cómo se sentían al tacto. Al inicio su hermana le enseñó el camino, hasta que ella aprendió a identificar los bordillos y a guiarse pegada a los andenes por los que sí podía pasar. Usando su bastón plegable identificaba las peculiaridades de las calles que le decían si le faltaban dos o tres cuadras para llegar al Infotep.
Cristina tiene ceguera irreversible desde los 11 años y reconoce que San Juan del Cesar es un pueblo poco accesible para personas con discapacidad. Este también es el caso de José Daza, quien es usuario de silla de ruedas desde hace siete años. Para ellos salir a la calle es un desafío: no pueden bajar o subir andenes solos porque son muy altos, no hay rampas adecuadas, no hay control de tráfico, el espacio peatonal es casi nulo y no existen señalizaciones para personas con discapacidad visual.
José tiene 51 años, tuvo un accidente automovilístico hace siete años . Hoy depende de la ayuda de sus hermanas, algo que todavía le incomoda. A veces, cuenta, le gustaría dar una vuelta solo por el barrio, pero su condición y las características del municipio no se lo permiten. Siempre debe salir acompañado.
En San Juan del Cesar no está claro cuántas personas tienen discapacidad. Según el censo del Dane de 2018, había 3.754 personas con discapacidad. Sin embargo, en 2019, la Unidad Generadora de Datos del municipio reportó solo 1.083 personas. Esta cifra aumentó a 2.085 en 2022, según el Plan de Desarrollo Municipal 2024-2027, pero según la alcaldía actual hoy solo hay 1.622 personas certificadas en el municipio. Esta discrepancia en las cifras es solamente el inicio de los obstáculos que dificultan el acceso a los derechos de las personas con algún tipo de discapacidad.
La situación inicia con las barreras educativas. Según datos del Plan de desarrollo en el municipio hay 128 niños y niñas con discapacidad atendidos en el sistema educativo, pero es un dato de 2017. Tener ese tipo de registros desactualizados habla de la desatención a la población y de las limitaciones que tienen para acceder a derechos. Por ejemplo, los y las estudiantes con discapacidad auditiva de San Juan del Cesar empiezan sus clases más de un mes después que el resto de los niños cada año, por la demora en la contratación de intérpretes de lengua de señas en los colegios.
Situaciones similares se repiten a lo largo del país, según explica Natalia Moreno Rodríguez ‘Bubulina’, activista por los derechos de las personas con discapacidad desde hace más de 15 años. Una de las solicitudes más prioritarias es la verdadera inclusión de niños, niñas y jóvenes en el sistema educativo regular: "Ya han empezado a ingresar a los colegios regulares con apoyos, sin embargo, si vamos a ver en otros s territorios todavía se sigue limitando el acceso a niños, niñas y adolescentes con discapacidad a las escuelas regulares, en especial a las privadas”.
A esto se suma la falta de recursos. Según Leonardo Gamez Egurrola, enlace de discapacidad de San Juan del Cesar, el rubro general para personas con discapacidad llamado “programas de atención a la población en situación de discapacidad”, fue solamente de 21 millones de pesos el año pasado.
A propósito del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, Consonante habló con Cristina Mendoza y José Díaz sobre los retos que enfrentan día a día en un lugar que está poco preparado para personas como ellos.
Consonante.: ¿Cuáles son las mayores barreras o dificultades que debe enfrentar en cuanto a la movilidad al salir de su casa?
Cristina Isabel Mendoza: Aquí no hay accesibilidad peatonal, no hay señalizaciones en braille que nos digan dónde nos encontramos, no nos dan seguridad. Siempre hay personas que no tienen en cuenta el desplazamiento de las personas con discapacidad y nos colocan muchos obstáculos en el camino y en los andenes: los carros, las motos, las carretillas, entonces se nos dificulta bastante la movilidad.
José Daza: El transporte es lo más difícil, porque dependo de alguien que me pueda colaborar para llevarme en carro. En silla de ruedas no es fácil ir lejos. Y no todo el tiempo alguien está disponible para acompañarme, incluso a veces pierdo las citas médicas porque vivo con dos hermanas, una trabaja y la otra es sordomuda, también tiene una discapacidad.
Además en muchos lugares no hay rampas para ingresar la silla de ruedas. O si hay un segundo piso, y no hay ascensor, me tienen que cargar entre dos o tres personas, y eso es difícil.
C.: ¿Cómo hace para su manutención? ¿ Es posible para la población con discapacidad conseguir empleo en San Juan del Cesar?
C.I.M.: Yo actualmente estoy desempleada, pero vivo con mi madre y mis hermanos, dependo de ellos y de la misericordia de Dios.
Los empleos para personas con discapacidad se escuchan en otros departamentos y en el centro del país, pero aquí en San Juan se le da más importancia a las personas que no tienen discapacidad. Creo que es necesario más apoyo para las personas con discapacidad visual, que tengan en cuenta a la hora del empleo los ajustes razonables.
J.D.: Yo no trabajo, dependo de mi hermana. Y no tengo conocimiento de personas con discapacidad que trabajen aquí en el municipio, no nos tienen en cuenta para nada. Siento que no nos ven capaces de desempeñarnos, creen que no funcionamos en cualquier campo laboral por el estado en el que nos encontramos.
C.: ¿Qué cree que hace falta en San Juan del Cesar para que sea un municipio más accesible para la población con discapacidad?
C.I.M.: Los andenes deberían tener braille, tener relieve, para que los podamos tocar con el bastón y podamos desplazarnos con mayor facilidad. También deberíamos tener semáforos sonoros, para las personas con discapacidad visual, ya que nosotros somos más auditivos. Así como están en las grandes ciudades, también tendrían que llegar a nuestro pueblo esos avances en las señalizaciones de tránsito.
J.D.: Que nos tengan más en cuenta a las personas que estamos en esta situación. Por lo menos yo no tengo ninguna ayuda de ninguna entidad, y sería bueno una fundación, por ejemplo, en la que uno se afilie y ellos vean por uno. Que al menos tengan un transporte y que cualquier persona que lo necesite se pueda comunicar y le ayuden.
Además, se necesitan ascensores, rampas, baños adecuados para personas con discapacidad. Porque no es solamente poner puertas anchas, porque puede tener la puerta ancha pero adentro son muy incómodos. Todas las facilidades que requiere una persona en ese estado.
C.: ¿Cómo considera que se pueden disminuir las brechas de desigualdad que existen con la población con discapacidad?
C.I.M.: Haciendo campañas de sensibilización a la sociedad, y capacitarlos en cómo debería ser el trato a las personas con discapacidad. Concientizar a la gente de que somos personas capacitadas, que al igual que las demás que no tienen discapacidad podemos ser útiles a la sociedad. Las barreras están en la mente de las personas que nos ponen los límites.
J.D.: Todo depende del gobierno municipal, que es el que tiene que trabajar más por las personas con discapacidad. Buscar la forma de brindar ayuda para que las personas puedan ocuparse en su campo de trabajo.