Por qué es importante

La cuenca del río Cesar, en San Juan del Cesar, está cada vez más contaminada. En 2015, la Corporación Regional Autónoma del Cesar (Corpocesar) declaró la emergencia ambiental sobre la cuenca baja y media de este afluente. A pesar de que el Acueducto de San Juan del Cesar, que beneficia a cerca de 40 mil habitantes, recibe la mayor parte de sus aguas de este afluente, a nivel local no se han adoptado acciones de fondo que permitan recuperarlo.

Qué está pasando

La contaminación en el río Cesar, que nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en la ciénaga de la Zapatosa después de recorrer 11 municipios, se mantiene sin que haya mayores cambios. Es por esto que varios sanjuaneros y sanjuaneras decidieron organizarse y hacer jornadas de limpieza, participar en mesas de interlocución para comprometer a las autoridades y hacer pedagogía sobre el uso responsable de esta fuente hídrica.

“El río se encuentra en un estado crítico. Primero que todo porque se acabaron las lluvias y toda La Guajira sufre escasez de agua. El río está muriendo lentamente y nosotros como habitantes del barrio Nueva Colombia procuramos conservar la miguita de agua que tiene. Estamos prohibiendo a la gente de acá que saque gravilla y arena. También recolectamos basura que tiene el río tanto adentro como afuera para su conservación”, cuenta Ismael González, presidente de la Junta de Acción Comunal. “Hay que concientizarnos de que el río es el que embellece a este pueblo, por eso se llama San Juan del Cesar”, añade. 

Los sanjuaneros y sanjuaneras coinciden en señalar que los desechos de la agricultura, la ganadería y las aguas residuales domésticas; la minería de subsistencia (sin equipos mecánicos), y la deforestación producto de la caza, la quema de basuras y la expansión de la frontera agrícola, están acabando con este afluente que ha servido de inspiración para juglares y compositores de música vallenata como Rafael Escalona, Hernando Marín, Isaac Carrillo y Roberto Calderón. 

“Si tú llegas a observar el río, te vas a encontrar con un desastre ambiental: basura, animales muertos, el río seco. Antes se hacían paseos, jugábamos o íbamos a bañarnos”, narra Rosa Maestre, habitante del barrio Loma Fresca en las riberas del río Cesar. En esta comunidad solo cuentan con el servicio público de gas y cuando funcionan las redes de agua, detalla Rosa, “llega sucia, con un mal sabor o con mucho sabor a límpido. Nos toca cogerla y hervir”.

“Si tú llegas a observar el río, te vas a encontrar con un desastre ambiental: basura, animales muertos, el río seco".

Rosa Maestre, habitante del barrio Loma Fresca

La comunidad también se ha organizado para medir el nivel de afectación del río. Caroline Celedon, ingeniera ambiental del barrio ribereño La Floresta, cuenta que desde el 2019, un grupo de ingenieros ha recorrido el río en busca de señales que indiquen las causas de su deterioro. “Hemos hecho una labor de identificación de cada tramo del río, evidenciando que la minería de subsistencia ha tenido como consecuencia la filtración y pérdida del agua. En cuanto a las talas, la ronda hídrica se ha afectado, porque al no tener campo vegetativo lleva a una evaporación”, explica.

Aunque en un inicio la mayoría de personas interesadas en recuperar el río estaba trabajando por su cuenta, de forma desarticulada, desde finales de 2021 se ha estado gestando la posibilidad de unirse a través de una fundación que se llamará Salvemos Nuestro Río Cesar. “Varias personas buscaron la manera de unirse y formar una fundación para crear una conciencia dentro de la comunidad sanjuanera de que teníamos que trabajar para salvar al río Cesar”, dice Fredys Cujia, uno de los integrantes de la iniciativa. 

Cujia resalta, además, que la importancia de proteger el río no se limita a la parte ambiental sino que “tiene una connotación muy fuerte, sobre todo cuando atraviesa los últimos cinco municipios del sur de La Guajira, está metido dentro de la Línea Negra que es una división de los cuatro pueblos de la Sierra Nevada. Entra en un resguardo, por decirlo así”. 

Cómo funciona la iniciativa Salvemos nuestro río Cesar

El grupo de WhatsApp “Gente, cultura y pueblo”, en el que se difunden noticias y anuncios de San Juan del Cesar, sirvió como plataforma para que Mairo Daza, Rita Mindiola, José Banquet, Yeris Mercedes Daza y otras personas comenzaran a gestar la idea de conformar una fundación que uniera a personas preocupadas por la preservación del río. Además de invitar a las jornadas de limpieza cada dos meses, identificaban a las personas interesadas y difundían las reuniones con entes como la Contraloría para discutir acciones sobre el río Cesar.

“Lo primero que hicieron fue contactarme con la Contraloría para que asistiera a las reuniones de gobernanza y después de eso me invitaron a que hiciera parte del grupo y yo naturalmente acepté, porque tenía una preocupación por el río. Yo hice una asesoría minero-energética en San Juan del Cesar en la anterior administración y algo que me preocupó muchísimo es que habían convertido al río en una cantera”, narra Cujia. 

Jornada de recolección de basura en la ribera del río Cesar. Foto: Mairo Daza

A la fecha son 30 las personas que conforman la iniciativa, que ya cuenta con nombre propio y el logo para el registro legal como fundación. Aunque han logrado reconocimiento de la comunidad, se han encontrado con el reto de articular y ser escuchados por los entes locales y departamentales. Rita Mindiola, integrante de la iniciativa y funcionaria de la Unidad de Gestión de Riesgo municipal, cuenta que han enviado informes que alertan sobre los principales problemas del río a la Corporación Autónoma de La Guajira, a la Alcaldía de San Juan del Cesar, al comité departamental de Gestión del Riesgo, “pero hasta ahora las respuestas no han sido muy buenas”, dice.

El ingeniero ambiental e integrante de la iniciativa, José Banquet, dice que hasta la fecha han logrado participar en reuniones con la Corporación Autónoma Regional de La Guajira (Corpoguajira) para hablar sobre la reglamentación del uso del agua del río Cesar. El 28 de octubre, y el 30 de diciembre de 2021 se reunieron con la Contraloría e hicieron un recorrido por el río para mostrar los puntos más críticos. Sin embargo, Banquet y Mindiola son enfáticos en que esta labor no debe ser solo de la futura fundación.

“Fue un ejercicio favorable porque no solo es responsabilidad de los entes territoriales sino que el trabajo debe ser en conjunto, la comunidad debe hacer su aporte. Si no estamos articulados será difícil tener resultados para proteger el río”, afirma Banquet. “Debemos hacer un trabajo integral y esto se da cuando cuando la comunidad, los entes territoriales y cuando tú como persona tienes conciencia y ves la cantidad de basura que están echando en el parque ecológico. Nosotros estamos recogiendo y la gente de manera irresponsable vuelve y la echa“, lamenta Mindiola. 

"Si no estamos articulados será difícil tener resultados para proteger el río”

José Banquet, ingeniero ambiental e integrante de la iniciativa

Qué dicen las autoridades

Las acciones de recuperación se han concentrado en el departamento del Cesar, ya que el río cruza cerca del 80 por ciento de su territorio. En La Guajira, no existe un plan de recuperación del río que comprometa a las entidades locales y departamentales a actuar. Hasta ahora, solo se han presentado algunas acciones desarticuladas. Yovani Delgado, ingeniero encargado del área de Ordenamiento Ambiental Territorial de Corpoguajira, explica que en 2022 se espera que se cree una comisión conjunta entre La Guajira y Cesar para trabajar acciones priorizadas sobre la cuenca alta, media y baja del río. 

En su plan de acción 2020-2023, Corpoguajira está enfocada en reducir la deforestación con programas de repoblamiento vegetal; la minería; la contaminación del afluente; así como, controlar el aprovechamiento de las aguas, hacer pedagogía y desarrollar los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas (POMCA) para recuperar al río Cesar. En el caso de San Juan del Cesar, cuenta Delgado, ha habido un liderazgo específico de la comunidad y la Alcaldía para la conservación de la fuente hídrica.

Estado actual del parque ecológico que se construyó en 1996 para generar un espacio de reunión cerca al río en San Juan del Cesar. Foto: Ruth Mendoza

Ante la falta de avances visibles, asegura que han desarrollado trabajos desde 2010, pero los proyectos de gran magnitud no se logran llevar a cabo en su totalidad porque los predios lo tienen los privados y los campesinos. “Estamos cansados de hacer reuniones y capacitaciones con cada municipio en donde vemos las dificultades para sensibilizar a la población de que las quemas deben ser prohibidas. Ante eso la corporación se siente con las manos amarradas, porque a pesar de que hacemos esfuerzos a finales de cada año, se siguen presentando quemas e incendios forestales que deterioran las partes altas de la cuenca”, critica Yovani Delgado.

Por su parte, Rafael Humberto Frías, secretario de Planeación de San Juan del Cesar, asegura que la administración municipal incluyó “en el capítulo independiente al Plan de Desarrollo 2020-2023, el proyecto de recuperación del río para ser financiado por el sistema general de regalías. Se destinó una partida de mil millones de pesos que serán ejecutados este año”. Frente a las críticas de falta de acción de la administración, Frías reconoce que no ha habido acciones concretas por parte del municipio porque recién se han apropiado los recursos y se está estructurando el proyecto. 

Pero Fredys Cujia opina que ha tardado demasiado tiempo. “Los departamentos del Cesar y Magdalena ya han hecho POMCA, tienen planes básicos de ordenamiento territorial. San Juan no tiene plan básico, está desactualizado y a penas se está trabajando sobre eso. No hay POMCA donde se pongan las reglas y se hagan análisis profundos sociales y ambientales”.

¿Es la solución?

Danilo Urrea, facilitador regional de Amigos de la Tierra para América Latina y El Caribe , resalta que el proceso de organización para generar determinadas iniciativas o controles sociales sobre lo que pasa con los ríos es fundamental. “No importa lo que haya en la Constitución, las leyes o en la jurisprudencia, sólo la presión de la gente organizada permite que se pueda cumplir efectivamente con la garantía de los derechos de los pueblos, porque tienen derecho a que el río se mantenga en las condiciones adecuadas para garantizar agua para la vida digna”, asegura Urrea.

Aunque las iniciativas ciudadanas son una forma de presionar a las autoridades, para Urrea es necesario que haya diálogo con la institucionalidad y el diseño de una política pública. “En Colombia por los riesgos asociados a este tipo de tareas, por los intereses a los que se asocian grandes grupos de poder con ejércitos paramilitares, no alcanza solo con la iniciativa de la gente. No tiene resultado si no hay interlocución”, dice el facilitador. En su experiencia, como federación presente en 75 países del mundo, asegura además que para que haya acciones concretas que trasciendan la simple participación, se debe generar una política pública que parta “ de lo que la gente cree que es importante para el cuidado del río. No lo que le funciona a una corporación o al Estado”. 

En esta vía, la Contraloría General de la Nación (CGN) ha impulsado mesas de participación y articulación de entes y comunidades alrededor del plan de recuperación del río Cesar en el marco de la estrategia de Gobernanza Ambiental Territorial (GAT). Luis Carlos Pineda, delegado de Participación Ciudadana de la CGN explica que “la comunidad es la que mejor ejerce los controles ambientales porque son los directamente afectados. Asimismo, en ella encontramos la identificación de los problemas y las soluciones”. Sin embargo, asegura que como ente “podrían indicar que el tema de los ríos no es una gran prioridad en este momento por parte de las administraciones territoriales”. Por esto, han buscado construir una agenda de gobernanza sobre los ríos que impulse veedurías a lo largo de la cuenca del río Cesar, articule los distintos actores y genere educación ambiental.

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