¿Por qué es importante?

La E.S.E. Hospital San Agustín es el principal centro de salud del municipio. El personal del centro médico debe atender la población de los ocho corregimientos y las 18 veredas de Fonseca, a través de los puestos salud de: Conejo, El Hatico, el resguardo Mayabangloma, Sitio Nuevo y Primero de Julio (ubicado en el casco urbano). 

¿Qué está pasando?

Desde hace treinta años, con la puesta en marcha de la Ley 100 de 1993, el Hospital San Agustín dejó de atender la mayoría de los partos naturales, por cesáreas o cesáreas programadas. Las mujeres suelen ser trasladadas antes o durante el trabajo de parto, por alguna de las dos ambulancias del centro médico de Fonseca contratadas por las EPS. La única excepción son los casos en los que el parto está en fase expulsiva, si la mujer ha tenido más de cuatro gestaciones y si no hay complicaciones. En otras palabras, cuando no hay otra opción.

En los pasillos del Hospital San Agustín aseguran que este año han atendido principalmente partos de mujeres no afiliadas al régimen contributivo ni subsidiado y de migrantes venezolanas. Gonzalo Araujo Daza, jefe de médicos e integrante de la dirección del Hospital San Agustín, reconoce que también suelen remitir estos casos. “Llegan sin haberse hecho un solo control prenatal y sin eso nosotros no podemos conocer los riesgos. Casi siempre los remitimos. Incluso a veces nos llaman de las casas porque parieron allá y las traemos, les hacemos el alumbramiento (recibimiento de la placenta) y si hay que remitir, también lo hacemos”.

Aquellas mujeres que pueden costear los costos del transporte y cuentan con un seguro de salud, optan por viajar 15 minutos desde el casco urbano de Fonseca hasta San Juan del Cesar para acceder a una mejor atención. Lo hacen no solo a la hora del parto sino también para asistir a citas de control. Aún así, muchas afirman que tienen temor a sufrir accidentes en la vía o perder sus bebés. Esto, sin mencionar que se sienten obligadas a registrar a sus hijos en un municipio que no es su tierra natal. 

¿Por qué es preocupante?

Las mujeres que no tienen los recursos suficientes están sujetas a parir sus hijos en un centro médico que apenas cuenta con las condiciones básicas para atender un parto: una mesa de parto, instrumentos para cortar el cordón y suturar, líquidos endovenosos y vitamina K para suministrar al bebé. No hay personal especializado ni herramientas para atender emergencias ginecobstétricas.

Al mismo tiempo, muchas mujeres que viajan o son remitidas a San Juan del Cesar terminan fuera de su entorno cultural, seguro y de cuidados, que debe ser esencial al momento de garantizar un parto humanizado. Incluso, en su mayoría no pueden asumir los costos de transporte y alimentación para un acompañante. Deben desenvolverse solas.

Para Elisa Jojoa, enfermera y representante del Movimiento por la Salud Sexual y Reproductiva, esto es lamentable en cuanto refuerza “el imaginario de que un parto respetado es solo para la que puede pagar”. Jojoa advierte que la situación de las mujeres en Fonseca podría considerarse violencia gineco-obstétrica porque “no pueden parir en su entorno más cercano y se limita la participación de la pareja o de un familiar significativo en el trabajo de parto".

“Es muy inequitativa la forma en que las mujeres estamos pariendo”.

Elisa Jojoa, enfermera y representante del Movimiento por la Salud Sexual y Reproductiva

Según la Organización Mundial de la Salud, una experiencia de parto positiva sucede cuando “cumple o supera las creencias y expectativas personales y socioculturales previas de la mujer. Esto incluye dar a luz a un bebé sano en un ambiente seguro desde el punto de vista clínico y psicológico y contar con apoyo práctico y emocional continuo, es decir, estar acompañada en el momento del nacimiento y ser asistida por personal amable y con competencias técnicas adecuadas”.

Para Jojoa es necesario darle más importancia a este tema. "Esto ha sido una lucha ardua para quienes defendemos el parto respetado. La alimentación también es pertinente desde lo cultural en el posparto inmediato. Como ya no están en su entorno, esta práctica se ve comprometida”, agrega.

¿Qué dicen las mujeres?

¿Qué está pasando en el Hospital?

Araújo Daza, jefe de médicos e integrante de la dirección del Hospital San Agustín, reconoce que el centro tiene las condiciones mínimas para atender un parto. Pero aún así, considera que el problema no está en el centro médico sino en las EPS que llevan a las mujeres a otros lugares. O, en últimas, en las mismas mujeres que optan por no parir en el centro médico. Afirma que las EPS les ofrecen a las mujeres parir en una clínica de segundo nivel o en el hospital regional San Rafael del municipio de San Juan del Cesar para asegurar una atención especializada ante cualquier complicación.

“Hay una competencia desleal de parte de las clínicas de segundo nivel. Cuando a las pacientes las ve el ginecólogo en el control prenatal, muchas clínicas en San Juan les prometen una cantidad de obsequios por ir a parir allá. La paciente, como tiene la libertad de escoger, se va a un sitio donde le ofrecen ginecología, pediatría, cuando podemos atenderlas perfectamente acá. Se nos sale de las manos porque es el sistema que nos lo impide”, opina el directivo. Y agrega que las EPS que sostienen económicamente al Hospital San Agustín han priorizado convenios con las clínicas del municipio vecino: Someda SAS (especialista en atención materno infantil), San Juan Bautista, y el hospital regional.

Nayit Cuesta, enfermero jefe del Hospital San Agustín, agrega que esta priorización se evidencia en todas las Entidades Administradoras de Planes de Beneficio (EAPB), quienes se encargan de garantizar el servicio de salud. Explica que “en el último trimestre, a las mujeres se les da una valoración por obstetricia y el obstetra define dónde será la atención del parto. Como somos un hospital de primer nivel de atención de baja complejidad, no nos contratan los obstetras, ni los pediatras, ni los de medicina interna. Ellos se encargan de hacerlo según la ruta de atención integral que hayan definido en el plan de atención en salud, que tienen establecidos las EAPB. Por más que el hospital lo preste no van a contratar con nosotros estos servicios”.

Sin embargo, desde Comfaguajira y Coomeva aseguran que su deber es apoyar la decisión de las mujeres de parir donde se sientan más seguras y que, por lo general, es el centro médico de Fonseca el que termina remitiendo a las pacientes.

Pero desde el hospital insisten en que pueden ir allá. “La gente debe perder el miedo de la atención del parto en la institución primaria que somos nosotros. Sí podemos atender los partos sin complicaciones. Lo que ocurre es que las EPS, por lo general, las refieren al lugar donde haya la atención obstétrica. Que nosotros no contemos con un obstetra, no indica que no tengamos la capacidad para la atención de un parto sin riesgo. Nosotros atendemos más de 500 mujeres al año en control prenatal, por lo tanto sabemos cuáles podemos atender aquí y cuáles no”.

¿Un problema demográfico?

Muchos bebés que nacen en San Juan del Cesar son registrados como nacidos vivos de este municipio. 

Algunos fonsequeros ven con preocupación esta situación pues consideran que podría afectar, inclusive, las arcas públicas. Pero Edna Margarita Valle, coordinadora de Estadísticas Vitales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), explica que “los recursos del orden nacional que se destinan a un municipio, dependen de las proyecciones de población, que por Ley debe certificar el DANE, razón por la cual el número de personas registradas en un municipio no tiene ninguna influencia”.

¿Cuál es la solución?

La situación del Hospital no tiene perspectivas de mejorar en el futuro cercano. Los directivos del centro médico han pensado en contratar un especialista en ginecología, pero no encuentran recursos para costear este gasto. “Ni nuestro nivel ni el presupuesto nos da para tener uno. Si bien el alcalde quiere promover la institución a un segundo nivel, esto requiere gestión ante el Ministerio de Salud”, dice Aráujo Daza.

Hace cuatro años, se aprobó ante el Ministerio de Salud el Programa de Rediseño, Reorganización y Modernización de la Red Pública Hospitalaria o el Documento Red del departamento de La Guajira. Con este, el entonces ministro Alejandro Gaviria buscaba empezar a invertir y mejorar la infraestructura de los hospitales públicos y los puestos de salud, avanzar en el saneamiento de las deudas y mejorar la gestión de las entidades médicas del departamento. 

“Ese documento se firmó hace años y todavía seguimos en las mismas y los proyectos están en el plan bienal del Ministerio esperando que haya recursos porque con los que tenemos no nos da para construir un hospital. Necesitamos el apoyo del gobierno central ya sea con regalías”, dice Araujo Daza.

Lo que sigue:

Araújo Daza afirma que tanto el alcalde de Fonseca, Hamilton García Peñaranda, como el resto de los directivos del Hospital San Agustín están a la espera de recibir más recursos del Documento Red de La Guajira para remodelar la planta física y poder aumentar de primer a segundo nivel en la atención de salud. Sin embargo, afirma que en el tiempo inmediato no hay posibilidades de avanzar en un plan macro, por lo que han empezado con ajustes a la infraestructura como la sala de urgencias. 

Las mujeres en Fonseca están a la espera de poder disfrutar el servicio de atención de partos completo para dar a luz en Fonseca. “El área de maternidad es fundamental para el municipio y teniéndola se podrían disminuir los riesgos a los que se exponen en la vía con los traslados”, asegura Mailyn Mindiola Gutierrez, fonsequera en proceso de gestación. 

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