Las emociones políticas de colombianos y venezolanos residentes en San Juan del Cesar, al sur de La Guajira, pendulan entre el escepticismo y la esperanza: llevan toda la vida, según Oscar Orozco, esperando tener agua potable y nada.
Orozco es técnico en reparación de llantas, compositor de música vallenata y desplazado del pueblo de Zambrano, “y como no tenía dónde ubicarme, por eso me quedé bajo estos árboles”. Enseña a su lado el terminal de transporte —hoy un elefante blanco— y dice que de eso solo quedaron las paredes. “Lo tienen de metevicio, de cagadero, de atraco”, continúa, mientras un hombre lava uno de los corredores de la infraestructura a medio levantar, donde tiene arrojado su lecho.
Consonante habló con albañiles, mototaxistas, tejedoras, maestras, cantoras y defensores ambientales, entre muchos más, para conocer sus peticiones. La falta de vivienda y suplir necesidades vitales son algunos de los reclamos básicos de su agenda ciudadana.
Haga clic en la siguiente imagen para ver en video el recorrido que realizó el equipo de Consonante para recoger la agenda ciudadana urgente en San Juan del Cesar:
Oscar Orozco es uno de los que denuncia que tiene hambre. Uno de los flagelos crónicos en este departamento del país en el que, entre enero y septiembre de 2023, se reportaron 55 menores de cinco años muertos por desnutrición, según datos de la Defensoría del Pueblo y del Instituto Nacional de Salud INS. Aun con este panorama, Orozco no es el único en el municipio con el estómago vacío, pues los comedores escolares están desabastecidos.
Alma del Carmen González Ariza, magíster en gestión y dirección de Instituciones Educativas y actual coordinadora del Colegio Ana Joaquina Rodríguez de Cañaverales, asegura que le parece paradójico que estén en medio de una enorme riqueza natural, “pero dejamos de recibir recursos para la granja, el vivero y un estanque piscícola que teníamos en la institución, proyectos que deberían estar fortalecidos”, asegura.
Los corregimientos alrededor de Cañaverales son bañados por el cauce del Río, que hace que las tierras sean fértiles para sembrar árboles y alimentos en este, uno de los bancos de oxígeno de La Guajira. Sin embargo, los vigías ambientales que protegen el manantial, donde los renacuajos traslucen bajo el sol, no tienen agua potable ni inversión para proyectos agrícolas.
Allí, en la Reserva Forestal Protectora Manantial de Cañaverales, los ciudadanos piden recursos para la siembra de pancoger que hoy se pudre entre el pastizal por falta de vías adecuadas para comercializar los productos, como dice Luzmila Pinto, presidenta de la asociación de vigías, quien se siente, como los demás, amenazada por hostigamientos de multinacionales como los de la empresa turca Best Coal Company (BCC) y anteriormente MPX.
Así como apoyo para la preservación ambiental, para la alimentación, la conclusión de obras públicas y la generación de empleo, la ciudadanía también pide la accesibilidad y estímulos para la juventud y una atención digna a la primera infancia. Estas son otras de las prioridades de la agenda ciudadana.
Petición #1: Infraestructura
Desde hace 35 años Mario Gámez trabaja en el mercado del municipio conocido como El Hoyito. Si él pudiera sentarse con el próximo alcalde, le pediría que no los trasladen al nuevo mercado —como se ha planeado en varias administraciones públicas—, sino que les adecuen el que ya tienen, que funciona, pero en el que necesitan locales e iluminación, así como ventanas, y que no ha sido posible tener en casi medio siglo de haber sido montado.
Desde su puesto en el mercado de verduras y carnes, dice que el acueducto es lo más apremiante para todo el mundo. “Manzanillo, Betel y Loma Fresca, donde vivo, son de esos barrios que nunca han tenido alcantarillado”.
Para Gámez ya es hora de que no hagan tanta cosa en el centro, ni remodelación de plazas y parques, como dice, sino que a los sectores marginados que menciona llegue agua potable y tengan acueducto: “es que son servicios básicos y eso es lo que necesitamos la gente pobre de San Juan”, repite.
Lo mismo piensa el administrador de empresas Álvaro Molina Brito, para quien el servicio de agua potable es lo más urgente sin ningún lugar a dudas: “el 60 por ciento de la población no lo tiene”, asegura. “Están cobrando ese servicio como si el agua fuera potable, y no lo es”. Brito considera que la corrupción se lleva por encima de las buenas intenciones, dice que la plata se la roban, que las obras las hacen de mala fe o no se hacen y la democracia, al final, le deja mucho qué desear.
Petición #2: Accesibilidad
Yanexis Patricia Cerpa Bolaño, de 46 años, se dedica a tejer porque en algo debe ocupar su tiempo. Le pediría al próximo alcalde que implique a la ciudadanía y a las instituciones en la política pública para la población con capacidades diferentes.
“En todos los proyectos que hagan, deben tenernos en cuenta. A pesar de que se están haciendo ciertas adaptaciones, la accesibilidad no es mucha en San Juan del Cesar y no podemos estar en todos los espacios públicos”. Para Cerpa se requiere de más voluntad política y de sensibilización. “Nosotros podemos ser útiles para la sociedad; nuestras capacidades diferentes no nos impiden servir pero necesitamos oportunidades y que las empresas dejen el temor o la apatía”.
Ella reconoce que hay personas con escolarización y otras casi con analfabetismo, “esa es otra barrera en el momento de buscar empleo, porque todo es competencia; por eso le pediría al próximo alcalde capacitación profesional”. A veces, dice, solo llegan cursos del SENA, que no ofrece un enfoque diferencial.
Además de obras públicas inconsistentes, la ciudadanía reclama las que no se han ni contemplado: obras para la niñez. Según la maestra Diana Carolina Orozco, pedagoga de la Fundación Proyectar de la Costa, en San Juan del Cesar son necesarios los espacios recreativos para la niñez, porque solo en las casas de estrato medio para arriba sus necesidades pueden ser satisfechas.
“Para poder distraerse en este municipio, los niños de escasos recursos van al Parque de Las Delicias, donde no hay columpios, hay bichos, está lleno de monte y de paja. O al Parque Simón Bolívar, que era colonial y representativo de nuestra cultura, pero lleva un año en remodelación”, dice la docente.
A Orozco le gustaría que los niños de San Juan fueran mejor tratados. Sus pilares se fundamentan en el canto, la literatura, el arte, la exploración del entorno, pero las escuelas no tienen instrumentos didácticos ni un enfoque afín. “Aquí solo pueden dedicarse al sedentarismo o a estar en un celular que no trae muchas recompensas a futuro”, dice la maestra.
Petición #3: Educación y dotación
Alma González Ariza, maestra en gestión y dirección de Instituciones Educativas, dice que son indispensables las unidades sanitarias y los parques infantiles. “Específicamente en Pondorito, Boca del Monte, Los Tunales y Corralejas”. Y, según el profesor Nelson Alberto Frías Gámez, quien hace 47 años ejerce su profesión y quien dicho sea de paso participó en la creación de la cartilla de lectura Nacho, cree que en las instituciones se debería enseñar a cuidar la tierra y los jóvenes recibir información básica sobre el entorno.
Además de la dotación e infraestructura adecuada para los alumnos del municipio y sus corregimientos, también es apremiante una educación diferencial: con enfoque indígena. Para las comunidades arhuaca y wiwa, que también se encuentran en el municipio, los indígenas deberían tener un mayor acceso a las escuelas, siempre y cuando éstas tengan en cuenta su cosmogonía y mitos de origen.
Eso lo declara Juan Camilo Loperena Torres, de madre wiwa y padre arhuaco, para quien es necesario que el próximo alcalde aporte más para que niños y niñas tengan mejores aprendizajes con contenido ancestral, tal como lo están haciendo las unidades comunitarias de atención (UCA)”. Loperena se bajó del campo hace cinco años por la violencia, según explica, donde era maestro y promotor de salud.
Petición #4: protección ambiental
Los vigías ambientales del corregimiento de Cañaverales, así como el Consejo Comunitario Afro, velan por el cuidado de la Reserva Forestal Protectora Manantial.
Allí hay especies de árboles como el Higuerón, Caracolí, Ceibote —conocido como Bonga—, Garcero y Piñón, entre otros de bosque silvestre. Los vigías piden que su trabajo como cuidadores sea remunerado y que respeten los proyectos que por su cuenta adelantan en zona de interés extractivo por empresas que terminan siendo las únicas generadoras de empleo en las veredas.
Según el presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento, Jemerson Gámez, es urgente, además de otros empleos y respuestas de las instituciones de ambiente sobre el cuidado de ese sitio sagrado, encontrar la forma de que les llegue agua potable. “Nuestra calamidad principal es el alcantarillado y el acueducto: el agua está, pero no sabemos cómo traerla desde el manantial para la comunidad”, declara.
Geania Gámez, economista e integrante del Consejo Comunitario Afro de Cañaverales, pide protección ante el acecho de que se desarrolle una minoría a cielo abierto. “Existen otras cosas que históricamente hemos afrontado, pero el próximo alcalde nos tiene que ayudar porque el Estado parece más a favor de las grandes multinacionales que de la ciudadanía. A veces uno no tiene una amenaza directa, pero con que solo te estigmaticen basta”, aclara. “Nosotros no nos estamos oponiendo a oportunidades laborales porque, si las hubiera en otro sector distinto a la minería, un grupo mínimo no aceptaría trabajar en proyectos mineros. Sabemos que lo que están buscando no es destruir el territorio; están buscando empleo. Si estamos en vía de descarbonización, aquí tienen cómo hacerlo”.
Gámez denuncia que llevan muchísimos años con una tubería de asbesto y ni la Gobernación ni las alcaldías se han apiadado. “O más que apiadarse de nosotros, no han ejercido sus funciones. Y necesitamos acueducto y vías de acceso, porque la mayor oportunidad para generación de empleo puede ser la agricultura, pero para fortalecerla, hay que tener mejores vías para comercializar alimentos, porque las vías que existen están en decadencia”, expresa.
Petición #5: apoyo para jóvenes
En la Casa de la Cultura de San Juan del Cesar hay una sala de escucha. Entre jóvenes y docentes vieron la necesidad de atender la salud mental en un cuarto en el que hacen lo que en el Hospital San Rafael, la entidad pública de salud más importante del municipio, ofrece pero no de manera gratuita.
Ese es uno de los imperios de salud del sur del departamento y que está apoyando al actual candidato a la alcaldía, Enrique Urbina ‘Cubita’, quien desde hace casi diez años aspira a un cargo de elección popular. El Hospital, según reportó Consonante, ejerce presiones para que los ciudadanos que emplea sean votantes cautivos. Este, además, es uno de los principales empleadores en el lugar, a pesar de que para personas como Óscar Orozco, no es tan accesible ni para atención en salud ni para empleo.
Ahora mismo, la comunidad LGBTIQ+ tiene muchas necesidades laborales. Hay jóvenes de todo tipo y con capacidades diversas que el único trabajo que encuentran es como mototaxistas. Por eso, Ricardo Luis Mendoza Daza, desde el restaurante donde prepara alimentos, se une al pedido de oportunidades. Dice, además, que su comunidad requiere un hogar de paso. “Nosotros queremos que el gobierno nos colabore con una casa refugio, porque hay muchos padres que no admiten las tendencias sexuales de sus hijos y son arrojados en la calle, a la deriva, y es cuando muchos caen en la drogadicción”, asegura.
La juventud de San Juan del Cesar requiere una política pública. No la tiene. Y eso preocupa a Andrés Martínez, estudiante de universidad que hace su práctica en la Sala de Escucha en la Casa de la Cultura. “La juventud está en un momento de quiebre: no sabe invertir su tiempo, no sabe cómo ocuparse o desocuparse y muchos sufren de depresión. Eso está afectando a todo el pueblo y al futuro de la tierra”.
CRÉDITOS
Texto
Manuela Saldarriaga Hernández
Reportería
Maira Fragozo
Manuela Saldarriaga Hernández
Fotografías
Gabriel Linares López
Montaje documental
Gabriel Linares López
Manuela Saldarriaga Hernández
Edición
Jonathan Bock Ruíz
Carolina Arteta Caballero