¿Por qué es importante?
Desde los años 60’, con el nacimiento de la Asociación de Usuarios Campesinos (ANUC), los campesinos han luchado por la defensa del territorio como una consigna de su identidad y formación social. Han pedido el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos territoriales y han hablado de la necesidad de contar con una figura de ordenamiento desde la cual se defienda la identidad, la cultura, la territorialidad y la economía campesina. Para muchos, esta última ha estado amenazada por un modelo de desarrollo basado en el extractivismo y el agronegocio.
De estas luchas surgieron en 1994 las Zonas de Reserva Campesina, la única figura amparada por la ley. Las ZRC buscan ordenar la propiedad rural, armonizar la expansión territorial con el medio ambiente y limitar la expansión del latifundio. Sin embargo, solo existen siete en todo el país y las comunidades que las habitan han denunciado el incumplimiento por parte del Estado en cuanto a su implementación. Esto, sin contar que el proceso para su constitución es cada vez más dispendioso, con demasiados requisitos técnicos y procedimientos burocráticos.
En este contexto, los Territorios Campesinos Agroalimentarios se convirtieron en una alternativa para varias comunidades campesinas que, cansadas de esperar el apoyo del Estado, decidieron garantizarse una vida digna bajo sus propias condiciones. Esta nueva figura plantea la posibilidad de decidir de manera colectiva cómo trabajar para promover la realización de los proyectos de vida en el territorio, la producción agroecológica para recuperar el ecosistema y la soberanía alimentaria. Además, cuentan con un gobierno propio pensado para fortalecer su derecho a la autoprotección y autodeterminación.
A pesar de que estos territorios aún no son reconocidos por el Estado, ya existen ocho en todo el país.
CRÉDITOS
Reportería: Sara Zuluaga García, Isabela Porras Alzate y Gabriel Linares López
Video: Gabriel Linares López
Texto: Isabela Porras Alzate
Collages: Camila Bolívar Manzano
Coordinación: Carolina Arteta Caballero